Incertidumbre entre los trabajadores del Espacio Unzué que temen por su futuro

El Espacio Unzué se encuentra en un momento crítico. Por un lado, la política de despidos estatales dispuesta por el Gobierno Nacional y, por otro, la falta de comunicación de continuación de políticas públicas, han puesto en jaque tanto al reconocido espacio como a sus trabajadores. Así, “es una situación de incertidumbre”, afirmó su coordinador, Nicolás Regalbuto. Y agregó: “estamos esperando que desde el ministerio de Capital Humano se comuniquen con nosotros para tener novedades”.

“Dos compañeros, que trabajan desde 2018 mediante contratos por monotributo, fueron contratados a finales de 2023, pero, con esta política de despidos estatales, quedaron desvinculados del espacio”, precisó Regalbuto. Además, señaló: “no tenemos novedades sobre la continuidad de cualquier política pública relacionada al área de cultura, del Espacio Unzué, ni del área de promoción de derechos”. Por eso, manifestó que impera la incertidumbre.

“En la plantilla del Unzué somos 35 trabajadores en total. Más de 20 estamos en situación de un contrato que se renueva anualmente. Tenemos contrato hasta marzo, pero no sabemos qué sucederá después”, informó. Además, detalló que “el Unzué es un espacio de promoción de derecho y que brinda la posibilidad que niños y niñas, junto a sus familias, jueguen en un ambiente abierto, público, gratuito y de calidad. Y que también tiene réplicas, acciones que se realizan en los barrios de la ciudad”.

En este contexto, “se realizó un festival al que asistieron más de 6.000 personas. Se hizo una difusión informal para convocar a la comunidad, porque los canales oficiales no están habilitados. Gran parte del círculo artístico, talleristas, recreadores, profes de educación física, antiguos talleristas del espacio, se acercaron para acompañar, para apoyar, defender y demostrar por qué es necesario que un espacio como el Unzué sostenga su apertura”, expresó y agregó que “con el apoyo y la convocatoria quedó demostrado que debe continuar abierto y vigente”.

Siguiendo esa idea, Regalbuto manifestó que “espacios como el Unzué son indispensables. Sobre todo, en estos momentos donde las grietas, las ambivalencias, dejan de lado lo necesario que es encontrarse con otro. El otro es un vecino de la ciudad, un desconocido, pero que también tiene familia, ganas de pasar un buen rato. Y que más allá de pensar de una u otra manera, la mayor parte del tiempo compartimos más cosas en común que la necesidad de oponernos por política, por fútbol o cualquier desacuerdo”.

De esta manera, rememoró los inicios del Espacio Unzué actual. “En el 2013 empezó como una propuesta de intervención en las vacaciones de invierno, después se sumaron las vacaciones de verano y el trabajo durante el año. Más de 10 años abierto bajo esta forma de trabajo y sin interrupción. Y eso que han pasado directores y gestiones diferentes. Sin embargo, nunca se puso en duda la continuación de este espacio. Porque todo el mundo entendió que era un espacio necesario y porque nosotros, como trabajadores, nos concentramos en nuestras tareas para que todos los días salga mejor. Es un espacio a defender”.

La situación es grave. “Durante todo el verano, la apertura del Unzué fue sostenida por los propios trabajadores, y sin un presupuesto asignado para las contrataciones que en otros años se hacían de artistas, talleristas, enfermeras y servicios de seguridad”, manifestó Regalbuto. Y adelantó: “el próximo sábado seguramente realizaremos otro festival. Estamos en un momento de alerta. Estamos esperando que desde el ministerio de Capital Humano se comuniquen con nosotros para tener novedades”.

 

“El Espacio Unzué es un referente, un faro de la ciudad que debería replicarse en todas las plazas y espacios públicos de Mar del Plata y del país. Sería un puntapié inicial para continuar con una sociedad de encuentro y no de desencuentro”, concluyó.