El “Chueco” Sernia murió en un geriátrico como Wálter Della Torre, solo y olvidado

No todos los casos son iguales. En poco tiempo se fueron varias figuras del rico fútbol marplatense. Hace un tiempo Wálter Della Torre, 85 años, inmortalizado en River local, los´ 50, también la selección. Defensor de elasticidad y técnica.
Wálter pasó por Argentinos Jrs. en el 56 “Estuve tapado por el zurdo Miguel Angel Vidal, “crack”. Salía jugando y no pegaba. Pasó a Huracán y estuvo en la selección alternando, nada menos, con Silvio Marzolini”, comentó Wálter en la entrevista.
Su amigo de toda la vida, Carlos “Pato” Posada lo visitaba a menudo en el geriátrico cerca de la Iglesia de Pompeya, al norte de la Ciudad. Falleció cerca del Mundial de Rusia. Una persona entrañable.
Della Torre lo quería como un hijo. Juntos Atlético Mar del Plata, fines de los´ 60. Es todo lo que quedaba de un tiempo maravilloso donde el fútbol brindaba además de fama amigos para toda la vida.
Juan Manuel Benrós, nacido en zona cercana a La Plata, con un paso por el fútbol grande, recaló en Mar del Plata en el´67. Quizá verano del 68. Firmó enseguida para Independiente. El “Negro” que tenía el alma blanca, de Hugo Del Carril.
Un metro ochenta, casi atleta. Ganaba de arriba y anticipaba por abajo. Defensor de mucha técnica. Pronto llegó a la selección marplatense. Ameno, amiguero. En el club de la calle San Juan la 3ra de Independiente daba qué hablar.
Estaban para ganar un lugar en la Primera varios pibes con muchas condiciones. El defensor de origen catalán, Vicente Boix -descendiente de españoles inmigrantes- el rubio Carlos Rico, gran amistad entre ambos. El primero central, el restante lateral.
En el medio Néstor Villar, popular “Toscano”, “8” ida y vuelta. El padre de Diego, ex mediocampista de Godoy Cruz, Racing, entre otros clubes de AFA. A la izquierda bien abierto, Guillermo “Pinino” Sánchez. Todos jugaron casi una década en el “Rojo”.
Benrós con algunos años más que ellos, un hermano mayor. Independiente brindó un ejemplo en Inferiores. Tiempos de muchos jugadores llegados del fútbol grande -San Lorenzo y Kimberley, con mejores presupuestos- contrataban figuras.
El “Negro” se fue no hace mucho rodeado de afectos. No solamente de su familia. La legión que integró hace medio siglo. Lo acompañaron hasta el final en su internación luego de una operación delicada. Boix y Rico, virtuales escuderos de su memoria.
Miguel Angel Sernia vino para jugar en San Lorenzo tras destacarse en Quilmes Athletic Club AFA. En su trayectoria, siendo juvenil, defensor alto, buen salto y gran cabezazo. En 1966 dos goles a River, al notable Amadeo Carrizo. Casi nada. Tenía 22 años.
Aquella vez como mediocampista ganó fama. River se impuso en el Monumental pero el  “Flaco” de Quilmes que clavó dos goles de cabeza al longevo del arco “millonario” adquirió su primera fama.  En la fecha 12a del torneo que ganó Racing, de punta a punta. Sernia contra River en la fecha 12a Quilmes visitando el Monumental -ganó River 5 a 3- con un 9 en la espalda.
En San Lorenzo de Mar del Plata ganó dos títulos (1971/72) siendo “caudillo” en defensa. Alfredo Cortéz se lo llevó a Aldosivi. Otras dos vueltas olímpicas. Participó como refuerzo en torneos Nacionales, igual que Norberto Eresuma. Al tiempo que ingresó al Casino.
El futbolista como el resto padeció la angustia del encierro, la tristeza, un estado de depresión que a los 70 ó 75 años de edad, agravan distintas situaciones. Que van desde la estrechez económica, algunos casos, hasta el acercamiento del final anunciado. El recuerdo del “Chueco” Sernia llegó por colegas de “La Capítal”. Sebastián Arana y Juan Alvarez. Colegas sensibles
Así, entonces, por distintas causas deportistas de otros tiempos no pudieron sobrevivir. Entre los futbolistas destacados, los´60 y 70 fallecieron en tres o cuatro años además de los citados, Luis “Tito” Raimondi, Luis Fortunato, Julián Zibecchi, Raúl Elías y Alberto Larroque. El último el más joven. No llegaba a 60 años. Jugador de clase en Aldosivi.
En el orden nacional, desde marzo 2020 con el drama del Covid cayeron Amadeo Carrizo, Silvio Marzolini, las primeras víctimas. En un asalto, Rosario, Tomás “Trinche” Carlovich, después en plena pandemia, Osvaldo “Chiche” Sosa y el tucumano Rafael Albrecht. Duelo en el fútbol vernáculo. Más cerca en el tiempo, el Ratón José Bernabé Leonardi. Todos selección nacional.
Los dramas siguieron. El uruguayo Santiago “Morro” García no podía viajar a ver a su hijita -separado de la madre, ambas en Montevideo- no estaba pasando por un buen momento futbolístico. Había caído en una profunda depresión en Mendoza.
Por la misma causa impactó el suicidio del “Huevo” Julio César Toresani. 
El año anterior, García, goleador Godoy Cruz, 23 goles, una de las figuras del torneo de AFA pretendido por Racing Club y viviendo su mejor etapa. El “Morro” no pudo superar el estado de angustia. La vida del futbolista no es para siempre. Una profunda tristeza rodea a los exfutbolistas. Los clubes miran para otro lado. La AFA rica y el resto en la lucha por sobrevivir.
En Mar del Plata, antes Mutual Casa del Futbolista, Capital Federal, hubo varios intentos para rodear la vejez de los que hicieron grande al fútbol local en medio del silencio de las instituciones. Algunos veteranos que siguen intentando aquí y allá. En medio de la lucha por la subsistencia. A fines de los´90 un grupo abrigaba la esperanza detrás de Norberto Eresuma.
En el recuerdo aparecen, allá, Juan Carlos Guzmán, Antonio Garabal, Alberto Rendo, en tanto aquí Carlos Rico, Cachito Martínez, Oscar Cano, antes el propio Benrós con notables como Luis “Merengue” García, los hermanos Roberto y Luis Gonzalo y hasta ídolos como Francisco “Quique” Mústico. Sin olvidar a Eduardo Ucha que visitaba a los que se fueron antes de tiempo.
 Por: José Luis Ponsico