Juan Curuchet, la delincuencia no perdonó a uno de los mejores ciclistas de la historia argentina

Juan Esteban Curuchet nacido en el´65, cuando su padre Ovidio Curuchet figuraba entre los mejores ciclistas de Mar del Plata, junto a Luis Occhi, Juan Merlos, Juan Alves, los dos últimos representantes, Panamericanos, México´68, medallas de oro ahora vive un mal momento: víctima de un asalto donde le robaron premios y ahorros

El delito no conoce fronteras ni tampoco hace diferencias entre ricos, famosos y en los últimos tiempos ni siquiera en los lugares donde antes existían “otros códigos”: los delincuentes no robaban a los ídolos populares, tampoco en barrios humildes.

Curuchet está ubicado entre los tres o cuatro grandes deportistas de la rica historia marplatense. Seguramente, detrás de Guillermo Vilas, el extraordinario tenista y sin la magia de “Pierino” González, el ídolo de Boca Jrs. años 50. Lo suyo, pedal y lucha

Hace cuatro décadas junto a su hermano Gabriel Curuchet, otro notable ciclista, ya se destacaba en el duro deporte del esfuerzo y no siempre con reconocimiento en las cuestiones materiales: contratos en dinero que compensaran los esfuerzos.

De una familia dedicada al deporte del piñón, la corona, el pedal. Esto es, los Curuchet y los Palanca, familia de la madre de los hermanos Juan y Gabriel, ella hermana de otro ciclista contemporáneo del papá Ovidio.

En repaso, gran trayectoria, aparecen éxitos que lo encumbran: único deportista argentino que compitió en seis Juegos Olímpicos, Los Angeles´84, Seúl´88, Atlanta´96, Sydney´2000, Atenas´04 y Beijing´08 donde se impuso con Wálter Pérez. No estuvo en Barcelona´92.

A los 58 años recibió el duro golpe al sentirse humillado, atado ante tres encapuchados -uno quizá veterano, otros dos adolescentes- en su casa ubicada en zona de Estación Chapadmalal, 18 kilómetros al Sur de Mar del Plata. Allí Curuchet vive con su pareja.

“En plena noche, lugar abierto, nos gusta vivir en zona rural, viendo televisión, nos tocó esta vez a nosotros. Uno de ellos pudo reconocerme. A medias. Dijo algo así como “Te ví en la tele. Chicos que no vivieron mí época. Se llevaron dinero, medallas y un auto”, dijo.

“El robo violento. Ingresaron a punta de pistola y nos ataron con cordones. Nos metieron en el baño. Se llevaron todo lo que encontraron. Lo que más duele las medallas de tantas carreras a lo largo de cuatro décadas”, añadió Curuchet.

El deporte, la historia, registra casos vividos como el de Juan Curuchet. En julio del´ 50 en Uruguay alcanzó el llamado “Hongo de la Historia”, la hazaña en el Maracaná, Río de Janeiro, superando a Brasil 2 a 1 faltando menos de diez minutos. El Maracanazo.

La gran figura del seleccionado Celeste, Obdulio Varela, el 5 y “caudillo” oriental, llevó a sus compañeros a la gloria. La Asociación Uruguaya de Fútbol no estaba en buenas relaciones con el plantel. Nunca imaginaron a los 11 héroes ganando ante 200 mil brasileños.

A la semana del regreso en medio de los honores, Varela que se había criado en el suburbio, origen humilde, resultó honrado por la entidad que le regaló un automóvil Ford modelo´41

Obdulio tuvo que aprender a manejar.

Invitado por su hermana y cuñado a cenar en la barriada conocida como “Montevideo vieja”-algo parecido al barrio de San Telmo, Capital Federal- el automóvil de regalo resultó robado

Obdulio lo tomó con calma

El episodio se difundió enseguida. En la mítica cárcel de Punta Carreta, cerca de la Capital, donde a fines de los´60, miembros de la organización “Tupamaros” protagonizaron la gran fuga del Penal, allí un temido “Jefe” del hampa puso en marcha un plan de rescate.

“Mejor que aparezca el auto de Obdulio, caso contrario vayan despidiéndose de sus familiares. Lo quiero con una nota que diga: “Perdón Obdulio, no sabíamos que era suyo. Se lo dejamos lavado”, algo que el pueblo futbolero tomó con alegría.

La moraleja: Delincuencia era la de antes.

Especial para El Retrato de Hoy

Por: José Luis Ponsico