Mónica Lence: “No me molesta Milei, sino que sigan jugando con la esperanza de la gente”

por Monica Lence

No me molesta Milei. En definitiva él es el canalizador de un enojo colectivo del que yo misma soy parte. No comparto nada de lo que grita pero encontró un modo de decir, un hueco por donde entrar con su impronta de cantante de restaurantes para mujeres de más de 50 y justiciero solitario contra molinos de viento.Su forma de decir es un stand up de sentido común con ribetes caricaturescos que rozan lo delirante. Si fuera un comediante, pagaría por ir a verlo.No me molesta que lo voten. En definitiva, no haber vivido nunca de la política lo vuelve un personaje que vale la pena escuchar. A pesar de sus gritos.

No me molesta que los jóvenes lo sigan. Puedo entenderlo. Es comprensible que después de dos años encerrados, el enojo los guíe. Y que no hayamos podido darles algo más de esperanza. Que no hayamos podido construir un país digno de ellos.
Me molesta que les mientan. Sobre todo a ellos.
Me molesta que les digan que la casta es el otro, cuando en sus listas llevan funcionarios kirchneristas que lo niegan y que jamás han vivido de otra cosa que no sea de la política.
Me molesta que digan los expertos de marketing que no conviene hablar de Milei, porque hablar es subirlo y elevarlo, mientras veo cómo les mienten en la cara a los chicos y a los grandes.
La verdad es que me molesta.
El aire de superioridad moral con la que dicen que no están arreglados con el Frente de Todos, cuando todos sabemos bien de dónde viene cada uno.
Que hablen de casta, que señalen al de al lado como si ellos vinieran de un repollo. Que se crean superiores, distintos.
Que se finjan perfectos, que elijan quienes si y quienes no merecen entrar en un grupo de elite y perfección mientras configuran desde hace años el riñón de los kirchneristas, y lo niegan hacia afuera.
Me molesta que nieguen lo que son por un puesto. Que se finjan libertarios y hablen de anular el estado con la autoridad que ofrece la gratuidad del aire. Me molesta que se oculten, que se burlen de todos. Y que lo hagan para acceder a un puesto.
Para ir en una lista.
Para vivir como la casta mientras dicen que no lo son.
Me molestan los nudos detrás del tapiz, las mentiras sin sentido.
Me molesta que hablen de Dios y del Papa, y se arrodillen en las Iglesias, mientras entregan el alma a la mentira por cinco pesos con cincuenta.
Y no solo pasa en Mar del Plata. Sucede en todos lados, solo que acá está todo más a mano. Pero no lo dicen. Porque decirlo, no le conviene a nadie.
Y así nada va a cambiar nunca.
Por eso yo creo en el equipo de Juntos por el Cambio. Porque está hecho de personas con defectos y con virtudes. Que han acertado y que se han equivocado. Que saben que tienen que trabajar en equipo, que no quieren repetir errores. Que conocen de gestión, que llevan en su lista personas de todos los partidos políticos y no se niegan a si mismos. Gente que honra sus raíces y no se disfraza de otra cosa porque sí, para que vean. Yo soy justicialista y me enorgullezco de serlo.
Porque quien renuncia a si mismo por un puesto es peor que la casta que critica.
Porque con la vehemencia de ser quien uno es, con el orgullo de no negarse a uno mismo, se consigue el verdadero respeto de la gente.
Creo en el equipo de Juntos por el Cambio porque son valientes para sentarse con todos y dialogar. Porque tienen experiencia. Porque llevan en su lista personas que miran de frente, de diferentes espacios políticos que no se ocultan a si mismos, y se saben imperfectos.
No me molesta Milei. Me molestan los acuerdos que se esconden en sus listas. Que se vendan diferentes. Que sean lo opuesto de lo que gritan. Y que sigan jugando con la esperanza de la gente.
No hay nada peor que eso.
Aunque crean que la casta somos los otros.
                                                                                            Monica Lence