A 31 años del atentado a la embajada de Israel la causa sigue impune ¿Habrá Justicia?

El 17 de marzo de 1992 a las 14:45, una camioneta Ford F-100 se estrelló contra la sede diplomática ubicada en la calle Arroyo al 900 de Capital Federal.  Un terrorista, miembro de la organización islámica Jihad, impactó su auto bomba frente al edificio; lo cual dejó un saldo de 29 muertos y 200 heridos. A más de tres décadas de lo sucedido no hay condenados por el hecho.

Varias hipótesis aún se barajan en cuanto a la responsabilidad de este hecho:

La presencia por aquella época en el país, de Monzer Al Kassar, terrorista vinculado al régimen sirio, la relación de  Al-Ássad mandatario sirio, con el cual Carlos Menem mantenía vinculo e incumplió promesas de cooperación nuclear, toman relevancia a la hora de encontrar la motivación de la masacre. 

La campaña presidencial del candidato a presidente Carlos Menem por ese entonces, el cual fue el único mandatario en visitar Israel y entablar vínculos con países como Siria, Irán y Libia, donde las traiciones no son bien vistas, pudieron ser parte del impulso que generó este ataque por parte del grupo terrorista.

El 19 de septiembre de 1990 el riojano. una vez elegido primer mandatario, envió un contingente de tropas y dos naves a la Guerra del Golfo en apoyo al bloqueo económico impuesto a Irak. Lo hizo sin tener la autorización del parlamento. Según el gobierno nacional los efectivos no fueron para ir al combate sino “en misión de paz”. Aún no hay pruebas por parte de la justicia, en cuanto a lo que motivó el hecho, que causó, además, graves daños a una escuela, un hogar de ancianos y edificios que se encontraban cercanos a la embajada.

“Estábamos muy tranquilos dibujando y de repente hubo un temblor en el suelo, pensamos que era el subte, no nos imaginamos lo que estaba pasando. De repente explotó todo, yo sentí que se me pegaban los vidrios en la piel. Fue todo muy feo, yo veía que se caían las lámparas de tubo que estaban en el techo” relató una alumna del colegio afectado.

Sin embargo, más de treinta años después, la causa no parece tener movimientos, la Corte Suprema dictaminó que el atentado, que, “fue organizado y llevado adelante por el grupo terrorista denominado Jihad, brazo armado del Hezbollah”.

El caso sigue abierto, pero sin culpables ni condenas firmes.

El 17 de marzo último, en busca honrar la memoria de las víctimas fatales y renovar el reclamo de justicia, la Embajada de Israel en Argentina, realizó un acto con el lema “Sembrando un legado de memoria para cosechar un futuro de paz” en busca de denunciar la impunidad vigente en la causa, y renovar el compromiso con el pedido de justicia.

En palabras de Amos Linetzky, presidente de AMIA, el nuevo aniversario de la masacre debe “fortalecer el ejercicio de la memoria y de condena al terrorismo, llevándonos a la práctica mediante acciones concretas. A pesar del paso del tiempo, nuestro compromiso por mantener viva la memoria, por denunciar la impunidad y exigir justicia es inquebrantable”.