UOCRA: Más de 300 nuevos técnicos se incorporan al mercado de la construcción en medio del auge edilicio

El Centro de Formación Laboral N°407 de la UOCRA formalizó el egreso de 342 nuevos profesionales, una inyección de capital humano técnico diseñada para responder a las exigencias de un mercado que cada vez busca más especialistas certificados.

Mauricio Lacuadra, director de la institución, destacó la tasa de eficiencia del ciclo lectivo, con una matrícula inicial de 420 alumnos, el 81% logró completar su formación. El dato cobra relevancia al considerar las particularidades de la educación para adultos, donde las obligaciones laborales y familiares suelen conspirar en contra de la continuidad académica. “Este año ha sido sumamente productivo, logramos mitigar el desgranamiento habitual”, analizó Lacuadra, subrayando que el objetivo central es dotar al oficio del “tinte profesional” que la actividad demanda.

El valor de la certificación en el nuevo mercado

Las empresas constructoras, tanto locales como extranjeras, priorizan la contratación de personal que pueda acreditar sus saberes. Según explicó el directivo, existe un consenso en el sector privado sobre la calidad técnica de los egresados marplatenses: “Empresas que vienen de otros lugares se encuentran con que la mano de obra de Mar del Plata tiene un nivel muy superior”.

Esta cualidad no es menor en una ciudad que cuenta con normativas específicas de protección al trabajo local. Bajo la ordenanza vigente, un porcentaje mayoritario de la mano de obra en las obras debe ser residente, una demanda que según Lacuadra, el Centro de Formación logra abastecer con suficiencia técnica.

Cambio de paradigma profesional

Uno de los fenómenos sociológicos más notables que detecta la institución es la mutación en el perfil del ingresante. Históricamente, la construcción funcionaba como un “refugio” o una salida laboral de emergencia (la “changa”). Sin embargo, el escenario ha cambiado. “Cada vez es mayor la presencia de chicos que terminan el secundario y desean adquirir un oficio”, sostuvo Lacuadra. Ante las barreras de entrada o permanencia en las carreras universitarias, los jóvenes ven en la formación técnica una vía de inserción rápida y digna.

Paralelamente, se consolida la ruptura de las barreras de género en un rubro tradicionalmente masculinizado. Según el dirigente, la presencia femenina ya no se limita a tareas de terminación o diseño, sino que avanza sobre áreas operativas duras como la electricidad, el montaje y la albañilería. “La mujer está en un pie de igualdad con el hombre; cuando se decide a hacerlo, solo necesita deseos de aprender”, remarcó el director.

Planificación estratégica y seguridad

La oferta académica del CFL N°407 se define mediante una “ronda de consultas” anual que involucra a las cámaras empresarias, el gremio y la Secretaría de Obras del Municipio. Este diagnóstico permite anticipar qué perfiles demandarán las obras proyectadas para el siguiente ejercicio. Entre los oficios críticos, Lacuadra señaló al armador cementista y a los instaladores matriculados (gas, agua y electricidad) como los recursos más codiciados por el mercado.

Asimismo, la formación incorpora la seguridad e higiene como un eje transversal. Cada trayecto formativo incluye módulos obligatorios sobre prevención, respondiendo a directivas del Instituto Provincial de Formación Laboral. El objetivo es internalizar la cultura de la prevención desde la etapa de aprendizaje, reduciendo así la siniestralidad en obra.

Con la mirada puesta en el Ciclo 2026

De cara al próximo año, la institución confirmó que la reapertura administrativa y el inicio de inscripciones están previstos para el 20 de febrero. Los requisitos se mantienen: tener 16 años cumplidos y estudios primarios o secundarios, dependiendo de la complejidad del curso elegido, sin necesidad de experiencia previa en el rubro.