Supergripe: Ferro advierte sobre la alta transmisibilidad de la nueva variante

Ante la confirmación de los primeros casos autóctonos, el especialista Alejandro Ferro en diálogo con el Retrato, analiza el comportamiento del virus que tensiona los sistemas sanitarios de Australia y el Reino Unido. La paradoja de una cepa que no es más letal, pero sí más peligrosa por su capacidad de contagio masivo y la importancia crítica de la inmunización en grupos de riesgo.

La confirmación por parte del Ministerio de Salud de la Nación sobre la circulación viral de la Influenza A H3N2, específicamente su subclado K, ha encendido las luces de alerta en la comunidad médica argentina. Tras detectarse los primeros tres casos en el territorio nacional, los especialistas avisan de su vertiginosa capacidad de propagación. El doctor Alejandro Ferro, referente en infectología, disecciona el escenario epidemiológico y advierte sobre el impacto estadístico que esta variante podría tener en el sistema hospitalario si se subestiman las medidas de prevención.

El virus, que ya ha completado un periplo global con escalas en Australia, Reino Unido y Estados Unidos, llega a Sudamérica en un momento particular. Si bien el término coloquial de “supergripe” ha comenzado a circular en la opinión pública, Ferro se encarga de precisar los términos científicos para evitar pánicos infundados, pero sin minimizar la amenaza real.

El riesgo de la saturación

El H3N2 es un viejo conocido de los virus tipo A, presente habitualmente en las formulaciones de las vacunas antigripales. Sin embargo, la mutación genética identificada como “subclado K” presenta la característica distintiva de ser extremadamente contagiosa.

“Estamos ante un sublinaje que, debido a sus mutaciones genéticas, posee una tasa de contagio muy superior a la media”, explica Ferro. El especialista recurre a una analogía estadística para ilustrar el peligro: aunque el virus no sea más agresivo (patógeno) que sus predecesores, el aumento en la base de infectados deriva inevitablemente en un mayor número absoluto de complicaciones.

“La patogenicidad puede ser la misma, pero la cantidad de personas contagiadas y, dentro de ellas, las que tienen una evolución complicada, es mayor”, detalla el infectólogo. El espejo en el que se mira la comunidad médica es el Reino Unido, donde la variante provocó un estresamiento severo del sistema de salud y una alta ocupación de camas. “Al tener más casos por ser muy contagiosa, puede terminar generando más internaciones y, lamentablemente, más fallecimientos”, sentencia Ferro, subrayando que el riesgo no es la virulencia individual, sino el volumen poblacional afectado.

Inmunización y prevención

Uno de los puntos críticos abordados por Ferro es la eficacia de las herramientas actuales frente a la mutación. Si bien la vacuna administrada durante la última campaña de invierno en el Hemisferio Sur no fue diseñada específicamente para el subclado K, el especialista no descarta su utilidad. “La vacuna actual no es la ideal para esta cepa específica, pero mantiene una actividad parcial contra la subvariante”, aclara. En este sentido, es infinitamente preferible contar con una cobertura parcial que enfrentar el virus sin defensas previas. Ferro insta a que aquellas personas que no se hayan inoculado, especialmente los mayores de 60 años y los grupos de riesgo, acudan a los vacunatorios. “Totalmente efectiva no es, pero es parcialmente efectiva. Por eso hay que vacunarse”, reafirma.

El desafío de la temporada de verano y el turismo

La llegada de la variante coincide con el movimiento turístico masivo hacia la Costa Atlántica, un factor que añade complejidad al cuadro epidemiológico. Mar del Plata, entre otras ciudades, enfrenta el desafío de gestionar grandes aglomeraciones de gente, es decir, un caldo de cultivo ideal para un virus respiratorio.

Aunque Ferro evita hacer futurología, recuerda que existen precedentes de brotes estacionales durante el verano. “Ya nos ha pasado tener un impacto de la gripe estacional muy grande en época estival; el hecho de que sea verano no garantiza que no vaya a pasar nada”, advierte.

En la escala institucional, la estrategia, según el experto, debe centrarse en la preparación de los servicios de salud, tanto para la atención clínica como para el diagnóstico diferencial. Las autoridades sanitarias deben mantener una vigilancia activa, promoviendo el testeo de pacientes sintomáticos para aislar los focos rápidamente.

En consonancia con las directrices del Ministerio de Salud, que ha ratificado la importancia de medidas higiénicas básicas como el lavado frecuente de manos y la ventilación de ambientes, el mensaje de Ferro es de maximizar la cautela activa. La experiencia internacional sugiere que, si bien el pico de contagios puede ser abrupto, como ocurrió en Gran Bretaña, su duración puede ser limitada si se gestiona adecuadamente. Sin embargo, en la ecuación de la salud pública, la variable que define el resultado final sigue siendo la responsabilidad individual y la vacunación oportuna.