La convocatoria para concesionar la Terminal de Contenedores de 21.000 metros cuadrados no recibió ofertas, ni siquiera de la actual firma permisionaria, que había impugnado el pliego por inviable. Emilio Bustamante, socio de TC2, analiza en dialogo con el Retrato las causas del revés administrativo, desmitifica la dependencia exclusiva de Lamb Weston y urge a una decisión política para reactivar el volumen de carga.
La licitación nacional e internacional para la concesión de la Terminal Multipropósito del Espigón 2 del Puerto de Mar del Plata fue declarada desierta. El proceso, que buscaba regularizar la explotación de un área de 21.786 metros cuadrados por los próximos once años, no logró atraer a ningún oferente, siendo así un nuevo capítulo en la compleja historia contractual del espacio.
Ni siquiera el actual operador formalizó una propuesta, lo que no fue sorpresa, dado que previamente había impugnado las bases del llamado. Emilio Bustamante, socio principal de TC2, explicó en diálogo con el Retrato las razones detrás de la abstención: “Impugnamos el pliego porque contenía muchos puntos que técnicamente no podíamos cumplir. Si bien mantenemos una buena relación institucional, lo manifestamos y actuamos en consecuencia. El resultado es que ni nosotros ni las otras empresas interesadas, incluyendo una firma chilena, se presentaron”.
El fracaso deja ahora la decisión en manos del Directorio del Consorcio Portuario Regional, que deberá definir si redacta un nuevo pliego con condiciones más ajustadas a la realidad operativa o si explora otras vías administrativas. Mientras tanto, la actividad continúa bajo un esquema de permisos precarios, una modalidad que ha regido la operación durante años ante la imposibilidad de cerrar procesos licitatorios exitosos, recordando los fallidos intentos durante la gestión 2018-2019 a manos del PRO.
La crisis de conectividad y el factor Lamb Weston
La deserción de los oferentes se inscribe en un contexto de retracción para la carga exportable marplatense. A fines de octubre, la naviera francesa CMA CGM canceló su “servicio Atlas”, que conectaba directamente con Santos (Brasil), dejando a Maersk como único operador naviero con frecuencia quincenal.
Diversas fuentes del sector habían atribuido esta salida a la demora de la multinacional Lamb Weston en consolidar su volumen exportable de papas prefritas. Sin embargo, Bustamante desestimó que la salud del puerto deba depender de un único cargador. “Es parte del marketing decir que el servicio se cayó por Lamb Weston. Había otras cargas; algo falló en la gestión comercial”, sostuvo el empresario.
Según su análisis, la carga existe en la región, como es el caso de McCain, que exporta por ruta, pero el puerto carece de una política agresiva de captación. “Hoy pasé por la ruta y vi cantidad de contenedores yendo a Buenos Aires. Esa es la realidad de los puertos que quedan cerca de los puertos centrales si no se los trabaja. El puerto de Mar del Plata necesita ser promovido y requiere una decisión política firme”, enfatizó.
Incertidumbre y continuidad operativa
A pesar del revés administrativo y la reducción de frecuencias navieras, la terminal continúa operativa. Bustamante confirmó la llegada de un nuevo buque y otro programado para el 8 de enero, operados por Maersk. “No se ha parado la actividad, pero hay una pequeña retracción. El puerto necesita ofrecerse como un activo, no podemos depender de que una sola empresa decida o no exportar”, advirtió.
Desde TC2 aguardan que el Consorcio los convoque para discutir un nuevo esquema que elimine las trabas técnicas que motivaron la impugnación. “Nosotros estamos instalados y vamos a ponernos de acuerdo en la forma que dispongan las autoridades, que son los dueños de las tierras. Pero está claro que no estamos interesados en llevar adelante inversiones que no se condicen con la realidad del negocio”, sentenció Bustamante.
