Cristian Echeverría, maximo referente del Sindicato de Trabajadores de Casino, Lotería, Agencias e Hipódromos, adviertió que el sueldo inicial del sector ha caído por debajo de la línea de pobreza. El gremio exige un cambio de paradigma y que la rentabilidad de las licencias privadas de juego virtual financie la masa salarial para aliviar las arcas de una Provincia en crisis.
La imagen histórica del “casinero” como sinónimo de un buen trabajo y estabilidad económica ha quedado reducida en la actualidad. En el cierre de un 2025 marcado por la erosión del poder adquisitivo, el sector ha declarado el estado de emergencia salarial. Cristian Echeverría, titular del sindicato que nuclea a los trabajadores de la rama en la Provincia de Buenos Aires, describe un escenario de precarización con sueldos iniciales que oscilan entre los 700.000 y 800.000 pesos, el empleado del paño ha perforado el piso de la pobreza.
Sin embargo, el diagnóstico gremial apunta a una transformación estructural del negocio que ha dejado al trabajador estatal fuera de la ecuación de ganancias con la migración de lo artesanal a lo virtual.
La tecnología avanza, el salario retrocede
Mientras el juego tradicional (el paño físico) pierde terreno frente a la inmediatez de las plataformas online y la automatización de las tragamonedas con ticket in-ticket out, la estructura de ingresos del trabajador sigue atada a un modelo obsoleto.
“El paño se volvió virtual y, lamentablemente, de esas aplicaciones el trabajador no recibe remuneración”, sentenció el dirigente. La crítica apunta al modelo de licencias otorgado por el Estado a operadores privados, quienes capitalizan la ludopatía digital sin que exista un mecanismo de retorno directo hacia la masa salarial de los empleados de Lotería y Casinos.
La propuesta del sindicato para el 2026 es buscar oxigenar las cuentas públicas: “Si el privado gana dinero con una licencia del Estado, debe dejarle recursos a los trabajadores estatales. No puede ser que toda la masa salarial salga de las arcas de una Provincia que ya está endeudada”, argumentó Echeverría. Para el gremio, este “subsidio inverso”, donde el Estado absorbe los costos laborales mientras el privado se lleva la renta tecnológica, es la raíz del déficit.
Sin bono y con la caja de empleados desplomada
Respecto al panorama para las fiestas, Echeverría confirmó que no habrá bono compensatorio de fin de año, atribuyendo la negativa al déficit operativo del Instituto de Lotería. A esto se suma el colapso de la histórica “Caja de Empleados” (propinas), víctima directa de la depresión económica y la merma en la afluencia de público a las salas.
El dirigente también marcó una disparidad normativa respecto al sector bancario. Mientras un cajero del Banco Provincia recibe compensaciones, el trabajador de casino debe cubrir de su bolsillo los “fallos de caja” (errores en el manejo de fichas o efectivo) sin recibir contraprestación alguna por la exactitud en su labor.
Autogestión en salud ante la crisis de IOMA
En un movimiento estratégico para reducir la dependencia de IOMA, el sindicato ha avanzado en la adquisición de infraestructura sanitaria propia. Echeverría confirmó la compra de insumos para consultorios odontológicos y de kinesiología, proyectando la inauguración de su centro de salud primaria en Nuevo Golf, para los primeros meses del próximo año. “Tener pediatras y médicos clínicos propios es fundamental para el afiliado hoy”, destacó.
Temporada de verano: una “paz social” condicionada
Respecto a la relación con las autoridades, el sindicato reconoce un diálogo fluido con la gestión de Lotería, desestimando viejas tensiones o favoritismos hacia otras entidades gremiales.
No obstante, la “paz social” para la inminente temporada de verano pende de un hilo. Si bien Echeverría manifestó la voluntad de “poner el hombro” ante la situación crítica de la Provincia de Buenos Aires y evitar medidas de fuerza que afecten el turismo, dejó en claro que la paciencia tiene un límite. “Esperemos tener una temporada en paz, pero los dirigentes debemos tener la cabeza fría. La situación es crítica y no podemos pedirle peras al olmo, pero tampoco podemos permitir que el trabajador siga perdiendo”, concluyó.
