El hecho tuvo lugar en el establecimiento “Posada Punta Mogotes”. La víctima, Héctor Salas, presenta fracturas y heridas faciales que habrían sido infligidas por el personal tras una presunta negativa a ingerir medicación. Imágenes de las cámaras de seguridad fueron incorporadas a la causa como prueba fundamental.
Héctor Salas, un hombre de 89 años con diagnóstico de Alzheimer, disminución auditiva y pérdida de visión, fue víctima de una agresión física dentro de las instalaciones del geriátrico Posada Punta Mogotes, ubicado en la calle General Pacheco al 2105.
El caso salió a la luz cuando una familiar, que acudió al establecimiento para realizar una visita de rutina, encontró al paciente con lesiones visibles y recientes. El cuadro clínico posterior confirmó la gravedad del ataque: Salas presentaba heridas cortantes en el rostro
y fracturas en una de sus manos, lesiones incompatibles con un accidente doméstico habitual en estos entornos.
Según la reconstrucción preliminar de los hechos, el desencadenante de la agresión habría sido la negativa del paciente a ingerir su medicación. Esta conducta, frecuente en cuadros de deterioro cognitivo avanzado, habría sido respondida con uso desmedido de la fuerza por parte del personal a cargo, en lugar de los protocolos de contención verbal o farmacológica estipulados.
El registro fílmico
A diferencia de otros casos donde prima la palabra contra palabra, la denuncia cuenta con un respaldo documental. La secuencia de la agresión habría quedado registrada en las cámaras de seguridad del propio establecimiento y fueron recuperadas. Este material audiovisual ya se encuentra a disposición de la Justicia y resulta determinante para identificar a los autores materiales de las lesiones y establecer las responsabilidades penales que caben tanto a los empleados como a la dirección de la institución.
El hecho ha generado una profunda conmoción en la comunidad de Punta Mogotes y reaviva el debate sobre la fiscalización de las residencias de larga estadía. La vulnerabilidad de pacientes como Salas, quienes carecen de herramientas físicas y cognitivas para defenderse o denunciar, exige una rigurosidad extrema en la selección y supervisión del personal auxiliar.
Se espera que en las próximas horas la fiscalía interviniente ordene nuevas medidas probatorias para esclarecer si se trató de un hecho aislado o de una conducta sistemática dentro de la institución de calle Pacheco.
