La ciudad registra un incremento del 70,6% en la construcción, impulsada por un sector privado que busca resguardar capital ante la incertidumbre económica. Antonio Tanzi, referente del Centro de Constructores, analiza el auge de los barrios cerrados y la paradoja de una plaza que crece sin obra pública.
En un contexto nacional marcado por la recesión y la caída de la actividad en la construcción, Mar del Plata exhibe cifras que parecen pertenecer a otro país. Según datos de la Secretaría de Obras y Planeamiento Urbano, entre enero y noviembre se registraron 592.877 m² de obra nueva, lo que representa un salto del 70,6% respecto al total de 2024. Este desacople, es el resultado de una estrategia sostenida y de la consolidación del “dólar ladrillo” como refugio de valor para el excedente del sector privado.
Antonio Tanzi, voz autorizada dentro del Centro de Constructores local, explicó en diálogo con el Retrato que este fenómeno responde a un trabajo silencioso de promoción que lleva años, destacando la labor que llevan adelante colegas del sector en “El Foro de la Construccion, que sienta en la misma mesa a la UOCRA, arquitectos, constructores y desarrolladores, ha salido al país a vender a Mar del Plata como una plaza atractiva. Se ha buscado que el agricultor invierta sus excedentes aquí”, detalló.
El refugio del capital y la ausencia del Estado
Para Tanzi, la dinámica es clara: ante la depreciación de la moneda y la volatilidad del dólar billete, el inversor busca tangibilidad. “Es una de las formas más sensatas de resguardar capital. Te olvidás teniendo una cajita de ahorro en un departamento o una casa”, graficó.
Lo llamativo de este auge es que se sostiene exclusivamente con capital privado. “La obra pública ha brillado por su ausencia desde hace décadas, gobierne quien gobierne. Mar del Plata depende de que le vaya bien al privado: al campo, al industrial, al comerciante. Esa es nuestra clientela”, sentenció Tanzi, subrayando la independencia del sector respecto a los vaivenes de la inversión estatal.
El boom de los barrios cerrados
Si bien los grandes desarrollos como el proyecto Bendu en el Puerto o el Distrito de Arte y Diseño (DAD) captan la atención por su impacto urbano, Tanzi destacó un fenómeno paralelo que mueve la aguja del empleo: la expansión exponencial de los barrios cerrados.
“La cantidad de obra en los countries es tal que, en la sumatoria, supera a los emprendimientos de propiedad horizontal. Esto es lo que explica el pleno empleo en el gremio de la UOCRA“, afirmó. Sin embargo, advirtió sobre el parate estacional que se avecina: “A partir del 20 de diciembre, todo trabajo en barrios cerrados se corta hasta marzo por la temporada de verano. Ahí es donde realmente tomamos conciencia de la envergadura de este movimiento al ver caer el consumo de materiales”.
Incertidumbre de cara al 2026
Pese a los números positivos, el horizonte no está exento de nubarrones. Tanzi se mostró cauto sobre el futuro inmediato, reconociendo que la crisis nacional podría terminar impactando si se profundiza el cierre de empresas y la pérdida de ingresos de la clase media alta, motor de la demanda local. “Hoy Mar del Plata es una isla, pero dependemos del conjunto. Si la crisis se profundiza, somos una industria que bajará la guardia porque sin inversores no hay desarrollo”, concluyó, advirtiendo que el 2026 será un año “difícil” donde el sector deberá navegar una realidad económica que excede su control.
