Tras impedir el ingreso de los trabajadores pese a la conciliación obligatoria dictada por la Provincia, el Sindicato de Luz y Fuerza denuncia un estado de “excepción legal” en el exclusivo barrio privado. Advierten sobre maniobras con la figura del Fideicomiso y graves irregularidades en la distribución eléctrica.
“Pareciera que Costa Esmeralda tiene sus propias leyes y es un territorio ajeno a la República Argentina” define Lucas Tremonti, Secretario Gremial de Luz y Fuerza Mar del Plata, en diálogo con el Retrato y resume el clima de tensión institucional que se vive en el límite entre el Partido de la Costa y Pinamar.
Para comprender la gravedad de la denuncia, es necesario entender el escenario. Costa Esmeralda es uno de los desarrollos inmobiliarios más grandes y exclusivos de la Costa Atlántica, extendiéndose por más de 1.000 hectáreas con una infraestructura propia de una pequeña ciudad. El barrio privado se encuentra en pleno proceso de transformación jurídica: está dejando de operar bajo la figura de una “Asociación Civil” para constituirse nuevamente como un Fideicomiso.
En el marco de este traspaso administrativo, la empresa se comprometió a garantizar la continuidad laboral de su planta. Sin embargo, el Sindicato denuncia que la reestructuración fue utilizada como coartada para realizar una “limpieza selectiva”: de toda la nómina, solo dos trabajadores fueron excluidos.
¿El motivo aparente? Su actividad gremial. Ambos empleados poseen legajos intachables, sin sanciones ni ausencias, pero uno de ellos se desempeñaba como delegado y el otro mantenía una activa participación sindical. “Esperaron deliberadamente a que venciera su fuero gremial en noviembre para efectuar el despido. Fue algo premeditado“, explicó Tremonti, calificando la maniobra como un acto de discriminación ideológica disfrazado de reorganización societaria.
El conflicto escaló ayer cuando la administración del megaemprendimiento impidió el ingreso de los dos trabajadores cesanteados, desafiando abiertamente la Conciliación Obligatoria dictada el pasado viernes 5 de diciembre por el Ministerio de Trabajo bonaerense. La medida exigía retrotraer la situación a “foja cero”, pero la empresa ratificó el bloqueo en la puerta de acceso, ignorando la orden de la autoridad provincial.
“No nos sorprende esta situación, ya habíamos tenido inconvenientes el año pasado cuando pretendieron tercerizar tareas”, señaló Tremonti, contextualizando que este desacato no es un hecho aislado, sino parte de una política sistemática.
Más allá de lo laboral, el sindicato ha destapado una serie de irregularidades que ponen en cuestión el funcionamiento estructural del barrio. La acusación más grave apunta al manejo de la energía eléctrica: Costa Esmeralda le compra energía a la cooperativa local (CLYFEMA) a través de un solo medidor general, pero luego realiza la distribución interna sin control público.
“No sabemos a qué costo ni de qué manera distribuyen esa energía. Están incumpliendo el marco regulatorio”, advirtió el Secretario Gremial, confirmando que preparan una presentación ante el OCEBA (Organismo de Control de Energía Eléctrica) para que se audite el sistema.
A esto se suma la precariedad en los controles de seguridad. Según Luz y Fuerza, la empresa evade la conformación del Comité Mixto de Seguridad e Higiene obligatorio por ley, reemplazándolo por un “comité interno” que carece de independencia. “Es una situación delicada que no puede pasarse por alto” señaló Tremonti.
Ante la postura intransigente de la empresa (“puertas cerradas y desacato”), el gremio evalúa profundizar las medidas de fuerza una vez finalizados los plazos legales, solicitando multas compulsivas a la cartera laboral.
Si bien Tremonti garantizó que, como servicio esencial, “no pretendemos quitarle el servicio a la ciudadanía” y se resguardarán las guardias mínimas, advirtió que el sindicato utilizará su jurisdicción en toda la zona costera (desde San Clemente hasta Pinamar) para visibilizar el conflicto en plena previa de la temporada turística. “Luz y Fuerza tiene 82 años y jamás desacató una conciliación. Esta no será la primera vez, pero no vamos a parar hasta que los compañeros estén adentro“, sentenció.
