Concejo: El oficialismo definió autoridades y opositores vaciaron el Recinto Deliberativo

En una jornada que debía ser protocolar, la política mostró sus dientes. Emiliano Recalt (LLA) fue ungido titular del Cuerpo, pero la polémica estalló cuando el interbloque oficialista, en alianza con la UCR, se quedó también con las vicepresidencias, rompiendo la tradición de ceder espacios a las minorías. Ante lo ocurrido, Fuerza Patria abandonó sus bancas.

Lo que se anticipaba como una ceremonia de renovación democrática en el Concejo Deliberante de General Pueyrredon derivó este mediodía en una ruptura política de alto voltaje. En la acalorada tarde de este martes, la asunción de los nuevos ediles que reconfiguró el mapa legislativo local, quedó eclipsada por una feroz disputa en torno a la mesa directiva. El oficialismo ampliado (PRO, UCR y La Libertad Avanza) hizo valer su número para monopolizar los cargos de conducción, designando a Emiliano Recalt como presidente, a Gabriela Azcoitía como vicepresidenta primera y a Florencia Ranellucci como vicepresidenta segunda.

La maniobra detonó la ira de los bloques opositores (Fuerza Patria y Acción Marplatense), quienes denunciaron el incumplimiento de un “acuerdo histórico” vigente desde 1983, el cual estipula que los cargos de vicepresidencia corresponden a la segunda y tercera fuerza política, respectivamente. Tras un intercambio de acusaciones cruzadas que incluyó términos como “circo”, “bochorno” y “escribanía”, la oposición se retiró del recinto, dejando al oficialismo en soledad.

La sesión comenzó con la jura de los concejales electos el pasado 7 de septiembre. Asumieron por la alianza ganadora figuras como Fernando Muro y el exintendente Gustavo Pulti. Sin embargo, la armonía se quebró al momento de las mociones.

La presidencia de Recalt fue acompañada por unanimidad, incluso por la oposición. El conflicto surgió inmediatamente después. Mariana Cuesta, presidenta del bloque de Fuerza Patria, intentó mocionar la votación de la mesa directiva “en conjunto”, proponiendo a Pablo Obeid para la vicepresidencia primera, respetando el orden de los comicios.

La negativa del oficialismo a tratar la mesa completa encendió la mecha. Al procederse a la votación cargo por cargo, el oficialismo impuso a la radical Gabriela Azcoitía (Nuevos Aires) para el segundo lugar en la sucesión institucional, desplazando a la primera minoría.

“Lamento profundamente que quieran convertir el Concejo Deliberante en un circo”, disparó Cuesta desde su banca, apuntando directamente contra Azcoitía: “Lamento que alguien que no vino de la política haya agarrado tan rápido los vicios de la misma; que recuerde que la banca que ocupa es la de la oposición”.

La tensión escaló cuando Horacio Taccone, cuyo bloque proponía a Eva Ayala para la vicepresidencia segunda, tomó la palabra para advertir sobre la gravedad institucional del hecho. “Las cosas que no empiezan bien, no terminan bien”, sentenció el edil, dirigiéndose al flamante presidente Recalt.

Desde el oficialismo, Fernando Muro (Vamos Juntos) rechazó las calificaciones personales vertidas por Cuesta y sostuvo: “Acá se está cumpliendo el reglamento. No puedo permitir acusaciones personales”. Por su parte, el concejal Julián Bussetti elevó el tono de la confrontación, acusando al peronismo de querer imponer condiciones tras haber perdido la elección.

La confirmación de Florencia Ranellucci para la vicepresidencia segunda fue el límite para la oposición. Denunciando que el oficialismo busca transformar el legislativo en “un show” y una “escribanía“, el bloque de Fuerza Patria se levantó de sus bancas y abandonó el recinto antes del final.

Con este desenlace, el intendente Agustín Neme pierde la mayoría automática propia, pero consolida una alianza legislativa de hierro con La Libertad Avanza y el radicalismo de Nuevos Aires. El interbloque oficialista controlará ahora los resortes administrativos y políticos del Concejo con Emiliano Recalt a la cabeza, un hombre que responde al diputado nacional Alejandro Carrancio.

El escenario presagia un 2026 de alta conflictividad, donde la oposición, liderada por figuras de peso como Pulti y Cuesta, deberá ejercer su rol desde el llano, sin espacios institucionales en la mesa de conducción.