Tras solicitar licencia a su banca en la Legislatura bonaerense fruto de un acuerdo político con el gobernador Kicillof, el exintendente regresa al recinto deliberativo local. En diálogo exclusivo con el Retrato, Gustavo Pulti advirtió sobre la falta de rumbo estratégico de la administración actual y abogó por construir una “agenda positiva” que priorice las urgencias vecinales sobre la especulación electoral de cara al 2027.
El regreso de Gustavo Pulti al Concejo Deliberante no es un movimiento convencional en la política bonaerense. Implicó solicitar licencia a su mandato en la Cámara de Diputados de la Provincia para bajar al territorio, una maniobra que responde a un acuerdo directo con el gobernador Axel Kicillof y que busca reordenar el tablero del peronismo local. Sin embargo, en diálogo con el Retrato, el ex intendente evitó la rosca del Palacio y centró su discurso en la necesidad de recuperar la planificación urbana.
“Cualquier proyecto serio para Mar del Plata tiene que arrancar por cumplir con la palabra empeñada”, definió Pulti al justificar su asunción, recordando el compromiso asumido con el electorado en los comicios pasados. Su retorno al legislativo local marcará su sexto mandato como edil desde 1989
Uno de los ejes centrales de su crítica a la actual administración de Guillermo Montenegro radica en la relación institucional con La Plata. Pulti señaló que la estrategia de “confrontación con la Provincia en lugar de llegar a acuerdos útiles” ha sido estéril para los intereses de la ciudad.
Para graficar su postura, el concejal electo contrastó el aislamiento local con el pragmatismo de otros intendentes opositores de la región, mencionando los casos de Tandil, Ayacucho, Madariaga y Necochea, quienes, sin pertenecer a la “constelación oficial“, mantienen un flujo de trabajo activo con la gobernación. “El gobernador tiene la mejor predisposición; nosotros proponemos que Mar del Plata tenga también esa agenda positiva”, sostuvo.
Más allá de la coyuntura, Pulti apuntó a un déficit estructural en la gestión municipal y a la pérdida del rumbo estratégico. Instó a retomar los lineamientos del Plan Estratégico y el plan de acción elaborado junto al Banco Interamericano de Desarrollo, herramientas que hoy considera archivadas.
“La repentización del día a día no siempre genera las mejores condiciones. Al barco que no sabe a dónde va, ningún viento le queda bien”, metaforizó, para ilustrar la falta de norte en políticas de seguridad y desarrollo barrial.
El nuevo escenario legislativo, donde el oficialismo pierde su mayoría automática, es visto por Pulti como una oportunidad para jerarquizar el debate y llamó a modificar la mirada: “Acá la prioridad no es la que se le ocurre a cada político, sino la que tienen los vecinos”.
El dirigente desestimó las “conversaciones de políticos entre políticos” y urgió a sentarse con los sectores productivos (hotelería, gastronomía, industria textil) para resolver problemas concretos, como la temporada de invierno o el avance del narcotráfico en los barrios, en lugar de priorizar los discursos de mano dura.
Consultado sobre la incorporación de Agustín Neme al cuerpo deliberativo, Pulti evitó los personalismos y se mostró abierto al trabajo conjunto: “No tenemos una actitud prejuiciosa. Esperamos que asuma sus responsabilidades”.
Finalmente, ante la ineludible pregunta sobre sus aspiraciones a la Intendencia en 2027, Pulti optó por la prudencia táctica. “La gente necesita que pase el patrullero, que se prendan las luces y que la ciudad esté limpia. Para el 2027 faltan dos años”, cerró, dejando en claro que su plataforma de lanzamiento será, por ahora, la gestión de las urgencias cotidianas.
