Tras su paso por la Cámara Alta bonaerense, el dirigente de Unión por la Patria, Pablo Obeid inicia su mandato en el Concejo Deliberante con un diagnóstico severo sobre el desequilibrio financiero de la comuna. Advierte que la discusión del pliego de transporte definirá la matriz urbana de los próximos 20 años y exige al Ejecutivo que asuma la conducción política de la seguridad sin escudarse en jurisdicciones.
Tras su experiencia en el Senado de la Provincia de Buenos Aires, el concejal electo por Unión por la Patria, Pablo Obeid, asume su banca con una premisa de auditar una administración municipal que, a su juicio, padece una deficiencia crónica en la gestión de recursos y una alarmante falta de autonomía política.
En diálogo con el Retrato, Obeid desestimó la narrativa de austeridad del intendente Guillermo Montenegro, calificando la situación financiera del Municipio de General Pueyrredon como “totalmente desequilibrada”. Según su análisis comparativo hay municipios del Conurbano bonaerense de distinto signo político que logran mantener masas salariales de resguardo anticíclico, mientras que Mar del Plata “paga sueldos en cuotas y carece de inversión genuina en obra pública”, a pesar de sostener una presión tributaria sobre servicios que, según el edil, no se prestan eficientemente.
“Se han dedicado a ser gestores de recursos ajenos, provinciales o nacionales, pero han fallado en la administración propia”, sentenció Obeid, anticipando que su labor legislativa pondrá la lupa sobre el destino real de la recaudación local.
Más allá de la coyuntura contable, el concejal identificó al pliego del transporte público como la batalla legislativa central del próximo período. Para Obeid, no se trata solo de una licitación de servicios, sino de la definición de la matriz de movilidad urbana para las próximas dos décadas. “Es una deuda pendiente que afecta la calidad de vida diaria de los marplatenses y requiere consensos que trasciendan lo ideológico”, sostuvo, abriendo la puerta a un diálogo pragmático con el oficialismo para enriquecer el proyecto.
En materia de seguridad, otro de los ejes críticos, Obeid rechazó la “estrategia municipal” de “lavado de manos” basada en la jurisdicción provincial de las fuerzas. “La seguridad es un desastre y la conducción política de la policía en los 135 municipios la ejercen los ejecutivos locales”, afirmó. El dirigente instó a abandonar la especulación electoral con el delito y exigió una mesa de trabajo compartida donde el Municipio asuma su rol indelegable en la prevención.
Consultado sobre la matriz productiva de la ciudad, Obeid ratificó su perfil desarrollista, aunque advirtió sobre las limitaciones de las ordenanzas locales frente a un modelo macroeconómico nacional que considera adverso. “Ninguna normativa municipal puede compensar un esquema de dólar planchado y apertura indiscriminada de importaciones que asfixia al textil y a la industria marplatense“, analizó, vinculando el destino económico de la ciudad a la necesidad de diversificar una matriz hoy excesivamente dependiente del turismo.
Finalmente, respecto a la nueva configuración del Concejo Deliberante y la figura de Agustín Neme, Obeid se mostró cauto, si bien valoró como una ventaja el arraigo local de Neme, advirtió sobre la persistencia de una dinámica de poder centralizada. “Guillermo Montenegro sigue manejando todo a control remoto desde afuera“, concluyó, dejando en claro que, sin mayoría automática, el oficialismo deberá negociar cada expediente en un recinto que promete ser escenario de debates estructurales.
