(Especial para el Retrato) Aldosivi protagonizó una noche épica en el Estadio Mundialista, una de esas jornadas que quedan grabadas en la memoria colectiva y que reafirman la mística de un club acostumbrado a pelear hasta el último suspiro. Con más de 18 mil personas alentando sin descanso, el Tiburón derrotó 4-2 a San Martín de San Juan en un duelo absolutamente decisivo, mientras Godoy Cruz empató 1-1 con Deportivo Riestra. Esa combinación de resultados terminó de sellar la permanencia de los marplatenses en el fútbol grande y decretó el descenso tanto de los sanjuaninos como del conjunto mendocino.
La hazaña adquiere mayor dimensión al observar el contexto: Aldosivi llegaba a esta última fecha con un envión anímico notable, producto de una levantada formidable en el cierre del Clausura 2025. En las últimas cinco presentaciones, el equipo portuense había logrado cuatro victorias, recuperando confianza, funcionamiento y la convicción de que la permanencia era posible. Aun así, el duelo ante San Martín era una final en toda regla: había que ganar o ganar. Y el Tiburón cumplió ante unas 18.000 personas.
El partido comenzó con incertidumbre y tensión. El primer tiempo fue apenas un prólogo, un murmullo previo a la tormenta futbolística que se desataría después. La visita manejó la pelota con criterio y generó las opciones más claras, obligando a un Carranza monumental, que sostuvo a Aldosivi con dos atajadas determinantes. Los locales, por su parte, apenas insinuaban peligro, incapaces de romper la disciplina defensiva sanjuanina. Pero lo mejor estaba por venir.
En el complemento, el Minella empezó a latir de otra manera, impulsado por un público que no dejó de empujar incluso en los momentos más críticos. Y el primer golpe lo dio San Martín: un gol convalidado por el VAR que silenció el estadio y, por un instante, dejó al Tiburón fuera de la categoría. El nerviosismo fue total; la permanencia parecía escaparse entre los dedos.
Pero el fútbol, caprichoso e impredecible, tenía preparada una epopeya. A la media hora del segundo tiempo, Cabral peinó una pelota que parecía perdida y Moya, con un remate rabioso, gritó el empate que encendió a la multitud. Ese gol actuó como un combustible emocional; el Minella explotó en un rugido colectivo que empujó al equipo hacia adelante. Y solo dos minutos más tarde, Rami culminó una gran jugada con un disparo entre las piernas del arquero, dando vuelta el marcador y transformando al estadio en un auténtico volcán.
El drama, sin embargo, no había terminado. San Martín igualó de penal y volvió a teñir de incertidumbre el destino del Tiburón. Pero la respuesta fue inmediata: apenas un minuto después, Giani aprovechó un error grosero en la salida rival y estampó el 3-2 que volvió a colocar a Aldosivi en la elite. Ese gol fue un estallido, un desahogo catártico que recorrió cada rincón del Mundialista.
Sobre el cierre, Preciado se hizo cargo de un penal que valía una temporada entera. Lo ejecutó con frialdad y precisión, sellando el 4-2 definitivo y desatando una fiesta inolvidable. Miles de almas cantando, abrazos interminables, lágrimas, banderas al viento: la postal de un club que se niega a rendirse.
Con esta victoria, Aldosivi confirma su permanencia en Primera y cierra un Clausura que terminó siendo heroico. San Martín de San Juan y Godoy Cruz, por su parte, deberán reinventarse en la Primera Nacional. Pero la historia del día pertenece al Tiburón, que volvió a demostrar que, cuando la adversidad aprieta, su espíritu competitivo aparece con más fuerza que nunca. Una tarde para siempre.
Fotos Club Aldosivi
