Serebrinsky de mal en peor: Irregularidades en el área de Licencias de Conducir

La causa por falsificación de documentos en el Municipio de General Pueyrredón revela fallas graves en los controles internos el área que está bajo el mando del hoy “oficialista”, Gustavo “Tato” Serebrinsky. Un sello oficial permaneció casi un año dentro del vehículo de un vecino sin que nadie lo advirtiera. La funcionaria que denunció el hecho fue trasladada y, pese a las contradicciones en los testimonios, el principal involucrado aún no fue citado a declarar.

La investigación penal, a cargo del fiscal David Bruna, se inició a partir de la denuncia de una agente del área de Licencias de Conducir del Municipio de General Pueyrredón, quien advirtió que su sello y firma habían sido utilizados en trámites que ella no realizó. La funcionaria detectó al menos ocho expedientes con presuntos sellos el apócrifos y notificó la situación a esa Dirección, encabezada por Fernando Barbaricca.

Lo insólito es que no se adoptaron medidas preventivas inmediatas, y quien tiene a cargo esa área, el siempre oficialista Secretarío de Participación Ciudadana ,Gustavo “Tato” Serebrinsky, recién se acordó de un ordenar un sumario administrativo, cuando las “papas quemaban”,  para investigar las irregularidades… Esperó que intervenga la fiscalía para mostrar que se preocupaba…

El caso dio un giro el 30 de agosto, cuando Pedro Díaz, un vecino, se presentó en el Distrito El Gaucho para entregar el sello que había sido denunciado como extraviado. Según consta en un acta enviada por Barbaricca al fiscal Bruna, Díaz afirmó que el sello “había quedado en su vehículo luego de rendir el examen práctico en octubre de 2024”.

El documento oficial fue acompañado por fotografías, planillas de examen y un correo en el que el propio director municipal sostuvo que la devolución “cerraba el hecho”. Con esa afirmación, el funcionario dio por concluida la irregularidad sin impulsar una verificación independiente.

No obstante, Díaz negó a este medio haber hecho tal declaración o tener conocimiento de lo ocurrido. “No sé de qué me están hablando”, respondió ante la consulta de el Retrato, lo que abre un nuevo interrogante sobre la autenticidad del relato oficial.

La secuencia de los hechos expone una serie de inconsistencias y omisiones administrativas. Si el sello estuvo extraviado durante casi un año, ninguna autoridad del área informó su pérdida ni activó los mecanismos de control internos que exigen registrar y resguardar los instrumentos oficiales.

El propio correo enviado por Barbaricca a la fiscalía da cuenta de una reconstrucción tardía de los hechos, basada en planillas y fotografías aportadas por la dirección, sin intervención directa del testigo ni de personal judicial.

Para la denunciante, la recuperación del sello no invalida su reclamo inicial: sostiene que su sello fue efectivamente utilizado en al menos trece trámites, y que las fechas no coinciden con el período en el que el vecino habría tenido el sello en su poder.

Tras radicar la denuncia, la agente fue trasladada del área teórica al sector de máquinas, una decisión que, según distintas fuentes municipales, podría interpretarse como una medida de represalia. Otros empleados, en cambio, señalan que la trabajadora recibió un régimen especial de asistencia, lo que también generó malestar interno.

En cualquier caso, el hecho deja en evidencia la falta de protocolos de actuación ante denuncias de irregularidades administrativas. Ningún funcionario fue suspendido preventivamente y el vecino mencionado no fue citado a declarar por la fiscalía hasta el momento.

A todo esto “Tato” Serebrinsky parece mirar para otro lado, ya que su meta hoy sería llegar al 11 de diciembre, sumar un nuevo salario y continuar siendo el  abanderado de la casta política marplatense.