Aldosivi se aferra a su sueño de primera. Ganó 3 a 1

Las finales no siempre se juegan por una copa. A veces, se juegan por la vida misma, por el derecho a seguir soñando. En Mar del Plata, Aldosivi entendió el mensaje, lo sintió en el pecho y lo transformó en un rugido de supervivencia. Frente a una Lepra con la mente dividida entre el presente y la gloria que lo espera el miércoles en la Copa Argentina, el Tiburón mordió primero, mordió fuerte, y no soltó hasta dejar tres puntos de oro brillando bajo el cielo marplatense.

Desde el pitazo inicial, el equipo de Guillermo Farré mostró hambre. No hubo espacio para la duda ni para el cálculo. Apenas el reloj marcaba los primeros minutos cuando Cerato envió un centro perfecto y Giani, elevándose entre camisetas azules, clavó un cabezazo que hizo temblar el Minella. 1-0 y un mensaje claro: Aldosivi no se rinde.

El partido se volvió un torbellino, ida y vuelta constante, con un Independiente que intentó reaccionar, pero se topó con un rival encendido. En el arranque del complemento, otra vez la fórmula aérea, otra vez el grito: Serrago lanzó, Mottes peinó y Palavecino, como un relámpago, firmó el 2-0. El Tiburón olía sangre, y Cervera, tras una asistencia de taco exquisita de Giani, selló el tercero. La ilusión se volvió euforia contenida: los corazones sabían que todavía no hay salvación, pero el sueño seguía respirando.

Independiente descontó con Arce, e incluso llegó a festejar un segundo tanto que el VAR apagó en un suspiro. La Lepra, con suplentes y luego con figuras, intentó pero no pudo torcer el destino. La noche era verde y amarilla.

En Mar del Plata no hubo vuelta olímpica, pero sí un festejo con alma. Aldosivi ganó una de esas batallas que valen más que un trofeo. Todavía restan puntos vitales y habrá que mirar de reojo lo que hagan los rivales directos. Pero esta vez, al menos por una tarde, el Tiburón volvió a sentirse de Primera.