La lealtad no se decreta: se construye en las calles, en la memoria y el corazón

Cada 17 de octubre, algo vuelve a latir con fuerza en la memoria popular argentina. No es sólo una efeméride política: es un día que muchos sienten como propio, como parte de una identidad transmitida de generación en generación. El Día de la Lealtad Peronista no se explica únicamente con fechas y discursos; se comprende en el relato vivo de quienes lo celebran, lo recuerdan y lo reivindican año tras año.

La historia se remonta a 1945. Aquel día, miles de trabajadores y trabajadoras se movilizaron desde los barrios obreros y las zonas industriales hacia la Plaza de Mayo. No esperaron convocatorias formales ni consignas partidarias: se organizaron por instinto, por convicción, por lealtad a Juan Domingo Perón, detenido por el gobierno militar. Llegaron en oleadas, cruzando puentes y caminos, desafiando al poder establecido. Su objetivo era claro: exigir la liberación del líder que consideraban propio.

La imagen de esa multitud , el pueblo tomando la plaza, coreando consignas, bañándose en la fuente, quedó grabada como un hito fundacional. Esa jornada no sólo marcó el regreso de Perón al poder, sino también el nacimiento de un movimiento político y social que redefiniría la historia argentina.

Para muchos peronistas, el 17 de octubre es una fecha que se lleva en la piel. Algunos recuerdan los relatos de sus abuelos, que estuvieron ahí o que escucharon la noticia por la radio. Otros lo viven hoy, en actos multitudinarios, en las calles colmadas de banderas, en las canciones que se repiten como plegarias laicas.

La conmemoración trascendió fronteras. Comunidades argentinas en todo el mundo organizan homenajes y encuentros. No importa si están en Buenos Aires, Madrid o Nueva York: la fecha funciona como un punto de encuentro emocional, una brújula identitaria.

Cada año, las plazas y los sindicatos vuelven a llenarse, las redes sociales se inundan de fotos históricas, y el eco de aquella jornada de 1945 se renueva en nuevas generaciones. El 17 de octubre es, para el peronismo, más que una fecha: es una manera de contar su historia y de reafirmar su presencia en el presente.

En tiempos de cambios y disputas políticas, este día sigue recordando algo esencial: un pueblo organizado puede torcer el rumbo de la historia. Y, sobre todo, que la lealtad no se decreta: se construye en las calles, en la memoria y en el corazón.

M.A.