Goncálvez y la punta de un iceberg que no puede desarmar… ¿o no quieren?

Un caso emblemático de la lógica reactiva de la gestión es el de la red de “trapitos” vinculada al robo de autos. En septiembre de 2025, se desarrollaron tres allanamientos en distintos barrios donde se recuperaron 22 vehículos y 120 autopartes, varias con pedido de secuestro. El propio Goncálvez describió el caso como “la punta del iceberg”, reconociendo que detrás de los cuidacoches hay estructuras organizadas que operan en la ciudad.

Pero si es “la punta del iceberg”, ¿qué hay debajo? ¿Qué estrategia tiene el municipio para desarticular esas redes? ¿Se trabajó en inteligencia para identificar a los eslabones superiores de esas organizaciones? ¿Se coordinó con la Justicia y la Policía Bonaerense una estrategia de mediano plazo? No hay respuestas públicas. Solo operativos aislados que generan titulares pero no transforman la realidad.

Al respecto, según las cifras oficiales del Cemaed, en el primer semestre de 2024 se habían robado 1.626 vehículos en Mar del Plata, lo que equivale a un promedio de casi 9 por día. La progresión es dramática: en 2025 se roban cinco vehículos más por día que el año pasado, es decir 14!!!. Y los trapitos siguen operando en las playas, en el microcentro, en los eventos masivos, en una dinámica de extorsión permanente, que si bien no es la base del problema, el municipio no logra frenar.

Mar del Plata en el contexto provincial y nacional

Para dimensionar la gravedad de la situación, es útil comparar los indicadores de Mar del Plata con otras ciudades del país. A nivel nacional, en 2024 hubo 1.734 homicidios dolosos (una caída del 13%) y 466.368 robos (un aumento del 1,4%). Es decir, mientras los homicidios bajaron en el país, los robos subieron.

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires lidera el ranking de provincias con mayor tasa de robos: en 2024 se registraron 2.232,3 hechos cada 100 mil habitantes. Le siguen Córdoba (1.741,1), Mendoza (1.511,1), San Juan (1.489,2) y Neuquén (1.355,8). Aunque no se cuenta con una tasa específica de robos cada 100 mil habitantes para Mar del Plata, el crecimiento sostenido del 71,2% en cinco años coloca a la ciudad en una situación de emergencia.

El contraste con otras jurisdicciones es ilustrativo. Santa Fe, por ejemplo, tuvo una baja significativa en homicidios: pasó de 383 a 169 homicidios, un descenso del 55,9%. Además, su tasa de robos bajó de 1.326 a 1.153. ¿Qué hizo Santa Fe que Mar del Plata no está haciendo?

En la provincia de Buenos Aires, se registraron 124.870 robos en 2024, lo que representa más del 25% del total nacional, y la tasa de robos aumentó respecto al año anterior. Mar del Plata, como una de las principales ciudades de la provincia, está en el ojo de la tormenta. Pero mientras otras ciudades ensayan políticas integrales, aquí la respuesta se agota en operativos y anuncios.

La violencia que se naturaliza

En el primer trimestre de 2025, en 110 robos las víctimas denunciaron haber sido asaltadas con un arma de fuego y en 30 casos con armas de otro tipo. En robos a comercios, en 22 casos el delincuente tenía arma de fuego y en otros 8 otro tipo de arma. En robos a viviendas, en ocho casos las víctimas mencionaron haber sido amenazadas con armas de fuego y en seis de otro tipo.

La violencia con armas de fuego no es un dato menor. Habla de una escalada que va más allá del delito contra la propiedad y pone en riesgo la vida de las personas. Goncálvez reconoció que en marzo “vemos una violencia que va en escalada”, pero a más de un año de esa declaración, la escalada continúa sin freno.

El funcionario también admitió un incremento del 100% en violencia intrafamiliar, y señaló que “la violencia que se da en el ámbito privado inexorablemente se traslada después al ámbito público”. Es una lectura sociológica correcta, pero nuevamente: ¿qué políticas públicas se están implementando desde la Secretaría de Seguridad para abordar esa violencia intrafamiliar? ¿Hay trabajo conjunto con el área de Género y Diversidad? ¿Hay protocolos específicos de articulación con la Justicia? ¿Hay campañas de prevención en escuelas y centros de salud? Si existen, no son visibles.

Una gestión que mira para otro lado

Esta nota no es ninguna exageración. Se identifica la delincuencia juvenil, el tejido social roto, la violencia intrafamiliar, la deserción escolar, el consumo problemático. Pero esa capacidad de lectura no se traduce en políticas concretas. La gestión está atrapada en la lógica reactiva: más patrullas municipales, más armas no letales, más operativos, todo necesario, pero es absolutamente insuficiente. Mientras no haya políticas de prevención, contención juvenil, trabajo territorial en barrios críticos, articulación efectiva entre áreas municipales, y una estrategia de mediano y largo plazo, los números seguirán empeorando.

Los vecinos de Villa Primera, Libertad, San José, San Carlos, Don Bosco, La Perla, Centro, no pueden seguir esperando programas que se anuncian y nunca se implementan. Los comerciantes que sufren robos cada vez más violentos no pueden conformarse con cambios de jefes de comisarías. Los jóvenes de 13, 14 o 15 años que hoy están delinquiendo y la gente en situación de calle necesitan políticas de inclusión, no solo represión.

Es importante cerrar con las estadísticas claras. Mar del Plata tiene un 71,2% más de robos que hace cinco años. El delito crece año tras año. La violencia se profundiza.