Juan Garivoto autocritico, llamó a repensar el futuro del justicialismo y del país

A días del 17 de octubre, fecha icónica para el movimiento peronista, el dirigente marplatense Juan Garivoto reflexiona con crudeza sobre el presente del país, el rol del peronismo y los desafíos urgentes que atraviesa la sociedad argentina. Con autocrítica, sin eufemismos, y con un mensaje claro a la militancia que hoy se siente alejada o desencantada, Garivoto llamó a repensar el futuro del justicialismo y del país.

“Hicimos muchas cosas mal: nos olvidamos de la mayoría”

Consultado sobre el deterioro del peronismo en los últimos años, Garivoto no duda en señalar errores propios y estructurales. “Milei es producto de nuestros propios errores. Hay un sector de la sociedad que no se sintió representado por la gestión de Alberto Fernández ni por las anteriores.” Y agrega: “Cometimos muchos errores. Dedicamos más esfuerzo a defender con énfasis a minorías, algo necesario,  pero nos olvidamos de mirar a la mayoría, que también esperaba algo de nosotros”.

Para Garivoto, parte del problema reside en no haber comprendido los cambios profundos en la sociedad. “No es lo mismo un pibe que trabaja en un “Rappi” que alguien con un empleo formal, obra social y aportes. Hay una realidad nueva, con necesidades nuevas, que no supimos interpretar ni representar”.

“Nos alejamos de la gente, del barrio, del compañero que te pregunta qué pasa. Nos atrincheramos en estructuras cerradas, en candidaturas a dedo, y así se pierde el alma del peronismo.”

“Las PASO destruyeron la política militante”

Garivoto apunta también al sistema político actual como parte del deterioro. “Cuando se instalaron las PASO se destruyó la actividad política partidaria. Antes, para ser candidato, había que tener militancia, caminar los barrios, discutir en internas. Hoy alcanza con hacerle morisquetas al que arma la lista.

Señala con claridad una práctica transversal a todos los partidos: “En nuestro caso, se le hacían morisquetas a Cristina y a su hijo. En otros partidos, será diferente, pero el fondo es el mismo: se acabó la discusión, y con eso se empobreció la política”.

“Hoy, el que piensa distinto es señalado como traidor. Eso es lo contrario de lo que decía el General Perón. No se puede dividir el mundo entre esclavos y enemigos. Hay que recuperar el debate y el disenso como motor de crecimiento.”

En relación a la situación local en Mar del Plata, Garivoto también expresa su preocupación: “Tenemos un intendente que abandona su cargo para ir a otro y un Concejo Deliberante que impone su mayoría sin ningún análisis previo. Se ha perdido el vínculo con la ciudadanía. Y eso también es responsabilidad nuestra”.

Mensaje a los peronistas en vísperas del 17 de Octubre

Con un tono más íntimo, pero no menos firme, Garivoto envía un mensaje directo a los peronistas de cara al próximo 17 de octubre: “El voto es nuestra única herramienta para cambiar las cosas. No podemos quedarnos en casa desilusionados. Hay que hacerse cargo y participar.

Se muestra consciente del desencanto: “Entiendo a los compañeros y compañeras que están cansados, que ya no creen. Pero el 26 de octubre hay una oportunidad. Yo les pido que busquen en esa boleta larga un casillero que dice ‘Fuerza Patria’, con la bandera argentina. Que voten a Jorge Taiana. Porque es alguien con historia, con compromiso, con ideas claras”.

“No hace tanto, la Argentina crecía. No hace tanto, millones de argentinos vivían mejor. Eso se puede recuperar, pero no va a venir solo. Necesitamos una reconstrucción política que nazca desde abajo, con participación real del militante y sin dedazos.”

Finalmente, deja una reflexión que parece resumir todo su pensamiento: “Si el peronismo quiere volver a ser una fuerza transformadora, tiene que dejar de ser una cúpula que decide por todos y volver a ser un movimiento que escucha, debate y construye con todos.

En un país que vive entre la desesperanza y la apatía, voces como la de Juan Garivoto insisten en recordar que la política no es el problema, sino la herramienta que, bien usada, puede ser la salida. Pero para eso, primero, hay que cambiar de verdad.