
El destino, a veces, parece ensañarse con los mismos colores. Alvarado de Mar del Plata sufrió este fin de semana una de las derrotas más duras de su historia reciente: cayó por 5 a 0 ante Arsenal de Sarandí y consumó su descenso al Torneo Federal A. El resultado no solo marcó el final de una campaña irregular en la Primera Nacional, sino que reavivó viejas heridas, aquellas que datan de años atrás, cuando el mismo rival le arrebató el sueño de ascender a la máxima categoría del fútbol argentino.
El conjunto marplatense llegó a Sarandí con la obligación de ganar para mantener sus chances de permanencia, pero se encontró con un Arsenal implacable. Desde el primer minuto, el equipo local impuso su jerarquía, aprovechó los errores defensivos y no perdonó en el área rival. El marcador se abrió temprano y, con el correr de los minutos, la diferencia se hizo abismal. La goleada final por 5-0 selló un golpe deportivo y emocional que costará digerir a los hinchas del Torito de Mataderos.
El fútbol, sin embargo, tiene memoria. Y en la de los hinchas de Alvarado sigue viva aquella serie por el ascenso disputada hace ya más de dos décadas, cuando Arsenal también fue verdugo. Aquella vez, el equipo del Viaducto logró el ascenso a Primera División tras imponerse en una recordada final, donde el sueño del “Torito” se desvaneció entre lágrimas y aplausos.
Esa historia parecía cosa del pasado, una vieja cicatriz futbolera, pero el destino volvió a cruzar sus caminos con el mismo desenlace amargo para los marplatenses. Arsenal, hoy también golpeado por su propio descenso reciente desde la elite, encontró en este partido una reivindicación deportiva; Alvarado, en cambio, pagó caro una temporada marcada por la inestabilidad, los cambios de técnico y la falta de gol.
El regreso al Federal A supone un duro retroceso para un club que en los últimos años había logrado consolidar una estructura competitiva y una identidad que lo acercaba a los primeros planos del ascenso. En las tribunas, la tristeza fue tan profunda como el silencio final del vestuario. “Nos duele porque sentimos que no estuvimos a la altura”, admitió uno de los referentes del plantel.
Así, el círculo se cierra con un eco conocido: Arsenal vuelve a ser el nombre que frena los sueños de Alvarado. La historia se repite, y en Mar del Plata el fútbol deja, una vez más, una herida que tardará en cicatrizar.