
(el Retrato en España). Desde la ciudad de La Plata a la costa mediterránea de Alcudia, Mallorca. Así podría resumirse la historia de Leonardo Machado, conocido por todos como “Leo”, un emprendedor argentino que decidió cambiar de vida hace 19 años. Lo que comenzó como una aventura impulsada por un amigo, hoy es una sólida realidad gastronómica con tres establecimientos bajo el nombre Patagonia Café-Bistró-Bar, con su local principal en Vía de Corneli Átic 15, una de las calles más transitadas de Alcudia.
Pero la historia de Leo es mucho más que una serie de coincidencias o buena fortuna. Es, en esencia, una historia de adaptación, trabajo constante y mucha identidad.
De La Plata a la Patagonia… y luego a Alcudia
Leo es oriundo de La Plata, una ciudad con fuerte arraigo cultural y gastronómico. Allí comenzó su camino en el mundo de la cocina a los 18 años, cuando trabajó en una conocida casa de empanadas que incluso tuvo sucursal y lo vio pasar por Mar del Plata. Aunque con el tiempo se volcó al comercio en general, esas primeras recetas quedaron guardadas como un tesoro, tanto en su memoria como en viejos papeles que conserva con nostalgia.
Tras varios años recorriendo la Patagonia y probando distintos rubros,incluidos la construcción, la venta ambulante de bijouterie en mercados y el comercio informal, Leo tomó una decisión que le cambiaría la vida para siempre: aceptar la insistente invitación de un amigo para instalarse en Alcudia, una zona de Mallorca con playas espectaculares y una creciente comunidad inmigrante.
“Vendimos con mi esposa lo poco que teníamos en Argentina, un apartamento y algunas cosas más, y nos vinimos. Fue una verdadera aventura”, recuerda Leo con una sonrisa que mezcla emoción y vértigo en diálogo con el Retrato.
El nacimiento de Patagonia Café-Bistró-Bar
Cuando llegó a Alcudia en 2006, la gastronomía no era su primer plan, ni su ocupación principal. Probó en otros rubros hasta que hace nueve años, junto con su esposa, decidieron apostar por la cocina argentina como identidad de su emprendimiento. Comenzaron con un pequeño café con pocas mesas, sin grandes pretensiones, pero con una propuesta auténtica que rápidamente fue ganando terreno.
“Queríamos hacer comida para llevar, pero los permisos eran complicados. Así que fuimos adaptando la idea hasta que nació lo que hoy somos”, explica Leo.
Y lo que hoy es Patagonia no solo es un restaurante: es un punto de encuentro multicultural, un refugio de sabores para argentinos y un descubrimiento para turistas de todo el mundo.
Una carta bien argentina… y bien casera
El menú de Patagonia está pensado con el corazón. Lejos de sofisticaciones innecesarias, apuesta por lo que Leo y su equipo conocen bien: platos simples, sabrosos y genuinamente argentinos. Las estrellas del lugar son la milanesa a la napolitana, la milanesa a caballo, las clásicas empanadas criollas y, por supuesto, la pizza de media masa, con mucho queso y al estilo bien porteño.
“La pizza nuestra no es como la que se hace acá en Europa. Acá prefieren la masa finita. Nosotros hacemos una masa alta, generosa, con muchísimo queso”, explica Leo. Esta diferencia, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en una marca registrada del local.
Con el paso del tiempo, lo que comenzó como un restaurante orientado principalmente al público argentino, se fue abriendo al paladar de los locales y de los turistas europeos, muchos de los cuales prueban por curiosidad… y terminan volviendo cada año.
Un negocio todo el año: cómo sobrevivir fuera de temporada
Uno de los secretos del éxito de Patagonia es su capacidad para sostener la actividad durante todo el año. Aunque el verano sigue siendo la temporada más fuerte, por la afluencia de turistas y el buen clima, Leo ha logrado fidelizar a una clientela local que mantiene el ritmo durante el invierno.
“En verano, muchos residentes locales trabajan en hoteles y comen allí, por lo que bajan las visitas. Pero los turistas mantienen la demanda. En invierno, es al revés. Entonces, entre unos y otros, logramos estabilidad”, dice.
Además, la cultura del bar y del café es clave en la idiosincrasia española. “Ellos tienen por costumbre tomar café en el bar todos los días. Nosotros somos más de tomar mate en casa, pero acá el bar es un punto de encuentro social, como lo es para nosotros un asado con amigos”, reflexiona.
Una comunidad argentina en expansión
La historia de Leo no es aislada. Mallorca se ha convertido en uno de los destinos predilectos para los argentinos que emigran a Europa. Se estima que hay más de 37.000 argentinos en la isla, aunque Leo aclara que las cifras pueden ser engañosas. Muchos llegan con pasaporte europeo, italiano o español, y figuran en los registros como ciudadanos europeos, no como argentinos.
“Yo, por ejemplo, figuro como italiano. Toda mi documentación es como ciudadano europeo. Como yo, hay muchísimos”, detalla. Y agrega que la fuerte presencia de platenses se debe a la tradición migratoria italiana de esa ciudad, lo cual facilita el acceso a la ciudadanía europea.
Además, el fenómeno migratorio se alimenta a sí mismo: “uno viene, trae al primo, al amigo, y se van generando pequeños polos de argentinos en diferentes zonas”.
Nostalgias, cambios y adaptación
La distancia de Argentina, como en todo proceso migratorio, se siente. Leo confiesa que lo que más extraña no es la familia en sí, sino los rituales sociales: los asados con amigos, las charlas de sobremesa, esa forma de compartir tan típica del argentino.
Sin embargo, la adaptación ha sido buena. Hoy es posible conseguir productos argentinos en la isla, desde yerba hasta alfajores y dulce de leche, lo que ayuda a mantener el vínculo con las raíces.
Y si bien la seguridad es una de las principales razones por las que muchos eligen emigrar, Leo aclara que la vida en Mallorca también ha cambiado. La isla ya no es tan tranquila como antes, aunque aún mantiene un estándar de seguridad mucho más alto que en Argentina. “Aquí podés ir al cajero de espaldas a la calle sin miedo. Eso allá es imposible”, señala con contundencia.
El rol del turismo y los desafíos futuros
El turismo es el motor de Mallorca. Pero su crecimiento también genera tensiones. Leo es claro al respecto: “La isla vive del turismo. El que trabaja en la gasolinera, el que siembra en el campo, todos viven del turismo. Antes de eso, acá pasaban hambre”.
Aun así, reconoce que hay preocupación por la saturación en algunos puntos. Pero frenar el turismo, dice, sería como cerrar la llave del motor económico de la región. La clave, quizás, esté en una gestión equilibrada y sostenible.
Hoy: tres locales y 16 empleados
Lo que comenzó como un pequeño café con pocas mesas, hoy es una empresa sólida con tres locales funcionando a pleno en Alcudia. Patagonia Café-Bistró-Bar no solo es un emprendimiento exitoso, sino que también genera empleo para 16 personas, entre argentinos, mallorquines y otros extranjeros.
“Tratamos de cerrar los miércoles, en los tres locales, para que todos podamos descansar. Hay que cuidar también al equipo”, remarca Leo.
A los jóvenes que piensan en emigrar
Leo no da consejos, pero sí comparte su experiencia con sinceridad. “Emigrar no es fácil. Pero si hay algo que marca la diferencia, es la seguridad. Podés salir, caminar tranquilo, vivir sin estar mirando todo el tiempo hacia atrás”, dice.
Y agrega: “Adaptarse cuesta, pero si uno está dispuesto a trabajar, aprender y mantener su identidad, se puede”.
Un platense que hizo historia en Alcudia
Leo no solo abrió un local de comidas. Construyó un puente entre dos culturas. Desde aquel primer café hasta los tres locales actuales, su recorrido es testimonio de lo que significa empezar de nuevo, con esfuerzo y pasión.
Su historia es, al mismo tiempo, la historia de muchos argentinos que cruzaron el océano con sueños y recetas en la mochila. Y que, como Leo, supieron transformar la nostalgia en sabor, y el sabor en un nuevo hogar.