
Mar del Plata vuelve a quedar en el centro de la escena judicial a raíz del procesamiento dictado por el juez federal Santiago Inchausti (FOTO) contra integrantes de las financieras Jonestur y Transcambio, acusadas de haber intervenido en un esquema millonario de lavado de activos provenientes de la corrupción kirchnerista.
La resolución judicial, de más de 300 páginas, describe con precisión cómo desde esta ciudad se canalizaron y blanquearon fondos ilegales a través de una compleja red de operaciones internacionales, valiéndose de cuentas offshore y adquisiciones inmobiliarias en el extranjero.
El caso, impulsado por la fiscal federal Laura Mazzaferri, tiene como figura central al empresario Sergio Todisco, quien actuó como arrepentido en la causa “Cuadernos”. Según la investigación, Todisco llevaba importantes sumas de dinero en efectivo a las oficinas de Jonestur en Mar del Plata. Ese dinero, producto de coimas y retornos, era posteriormente “compensado” con transferencias desde cuentas bancarias en la Banca Privada de Andorra (BPA), registradas a nombre de sociedades panameñas. Desde allí, los fondos eran redirigidos a cuentas en Estados Unidos y utilizados para la compra de propiedades, incluyendo departamentos de lujo en Miami.
“Estamos frente a lavadores profesionales”, definió el juez Inchausti, quien señaló que estas estructuras ofrecían servicios especializados para ocultar el origen delictivo de grandes sumas de dinero. Las operaciones, detalló el magistrado, eludieron los controles del Banco Central y coincidieron con las tres etapas del lavado de activos definidas por los estándares internacionales del GAFI: colocación, estratificación e integración.
La mecánica reconstruida en el fallo resulta ilustrativa: Todisco entregaba dinero en efectivo, que luego era canalizado mediante transferencias desde el exterior, utilizando cuentas en paraísos fiscales. Finalmente, esos fondos eran aplicados a inversiones inmobiliarias, logrando así “limpiar” su origen.
El fallo alcanza a una larga lista de imputados vinculados tanto a Jonestur como a Transcambio. El juez los procesó por delitos graves: intermediación financiera no autorizada, lavado de activos agravado por habitualidad y asociación ilícita. A algunos se los señala como organizadores y jefes de la estructura; a otros, como miembros activos en su funcionamiento.
Las medidas económicas adoptadas también fueron significativas: se ordenaron embargos multimillonarios para asegurar posibles sanciones futuras. A los principales acusados de Jonestur se les impuso un embargo de $50.000 millones, mientras que otros procesados enfrentan embargos de $10.000 millones, y quienes tuvieron roles secundarios deberán responder por sumas de entre $5 y $20 millones.
A pesar de la gravedad de los hechos, el juez Inchausti no dictó la prisión preventiva. Argumentó que los imputados se mantuvieron a derecho, comparecieron ante la Justicia y tienen domicilio conocido, reduciendo así los riesgos procesales.
Financieras marplatenses partícipes de las maniobras
El procesamiento guarda una relación directa con la causa “Cuadernos”, en la que se investiga el circuito de sobornos pagados y cobrados durante los gobiernos kirchneristas. En ese contexto, el nombre de Héctor Daniel Muñoz, exsecretario privado de Néstor Kirchner, surge como figura clave. Fue señalado como receptor de grandes cantidades de dinero en efectivo que luego ingresaron en el circuito financiero manejado desde Mar del Plata por las financieras hoy procesadas.
El fallo judicial expone cómo el entramado montado desde la ciudad balnearia fue fundamental para disimular el origen ilícito de esos fondos, que finalmente fueron transformados en inversiones en bienes raíces en el exterior. “El grupo económico Jonestur actuó como lavador profesional, canalizando activos de la corrupción a través de mecanismos opacos y estructuras internacionales”, concluyó Inchausti.
La pregunta ahora es ¿llegarán al juicio oral?
Con esta resolución, la causa entra en una etapa decisiva. La Justicia federal marplatense avanza firme hacia un eventual juicio oral, mientras Mar del Plata queda expuesta como un engranaje clave en el esquema financiero que dio soporte a uno de los mayores escándalos de corrupción de las últimas décadas en Argentina.
La historia, que en su momento arrastró a decenas de pequeños y medianos inversores marplatenses que confiaron en las financieras y, especialmente, en quienes las conducían, empieza a cerrar un capítulo. El daño está hecho, pero la Justicia,aunque tarde, arece estar llegando.