
Ubicada en el noreste de la isla de Mallorca, Alcúdia es mucho más que un destino de sol y playa. Este municipio balear, que combina el encanto de un casco histórico amurallado con una bahía reconocida por su amplitud y aguas tranquilas, se ha consolidado como uno de los motores turísticos de las Islas Baleares.
La ciudas es una de las elegidas por cientos de argentinos , entre los que se destacan una gran comunidad de marplatenses que arribaron a este lugar de las Islas Baleares tras nuevas oportunidad laborales y una vida de tranquilidad
Con algo más de 21.600 habitantes, Alcúdia mantiene el equilibrio entre tradición y modernidad. La ciudad antigua conserva murallas medievales, calles estrechas y mercados semanales que atraen a visitantes y residentes por igual. A pocos kilómetros, el Puerto de Alcúdia ofrece otra postal: un enclave moderno, con hoteles, restaurantes y la playa más larga de Mallorca, que se extiende durante más de siete kilómetros.
El turismo, columna vertebral de la economía
La economía de Alcúdia gira casi por completo en torno al turismo. El sector servicios, hoteles, restaurantes, comercios y actividades de ocio, representa más del 90 % de la actividad local. Cada verano, la bahía recibe un aluvión de visitantes europeos, especialmente británicos, alemanes y nórdicos, lo que dispara la población flotante a cifras muy superiores a la oficial. Aunque no existen estadísticas públicas exactas del número de turistas por municipio, se calcula que Alcúdia concentra una de las mayores ofertas hoteleras de Mallorca, con decenas de miles de plazas disponibles en temporada alta.
En los últimos años, además, el municipio ha diversificado su atractivo. El cicloturismo ha experimentado un auge significativo, con un crecimiento de hasta el 30 % en la llegada de deportistas que eligen la zona como base de entrenamiento gracias a sus carreteras y paisajes. Este fenómeno amplía la temporada turística más allá de los meses de verano y ayuda a reducir la dependencia del turismo de playa.
Una población diversa
Pero Alcúdia no es solo un lugar de paso para turistas. También es un punto de llegada para cientos de inmigrantes que han encontrado en el municipio un lugar donde establecerse y trabajar.
En el conjunto de Baleares, casi un 18 % de la población es extranjera y otro 18 % procede de otras comunidades autónomas españolas. Dentro de los residentes nacidos en el extranjero, los latinoamericanos tienen una presencia destacada. Según datos recientes, hay alrededor de 37.000 colombianos y 35.600 argentinos repartidos por las islas.
Los argentinos en Alcúdia
En Alcúdia, la comunidad argentina es especialmente visible. Muchos de sus integrantes llegaron en busca de oportunidades laborales vinculadas al turismo y la hostelería, y con el tiempo formaron parte activa de la vida local. Su presencia se percibe en restaurantes, comercios y servicios, donde han sabido adaptarse sin perder sus raíces culturales.
Junto a los argentinos conviven también inmigrantes de otras nacionalidades latinoamericanas, como colombianos, venezolanos, paraguayos y chilenos. Aunque las cifras desagregadas por municipio no son públicas, se estima que Alcúdia acoge una proporción significativa de esta población, en parte atraída por la demanda estacional de mano de obra y la calidad de vida que ofrece la isla.
Un retrato en movimiento
El caso de Alcúdia refleja una realidad más amplia: cómo un municipio mediterráneo puede transformarse en un mosaico donde conviven vecinos locales, turistas de paso e inmigrantes que eligen quedarse. A lo largo del año, el pulso de la ciudad cambia. En invierno se respira tranquilidad en el casco histórico; en verano, la bahía se convierte en un hervidero de visitantes que multiplican el tamaño del municipio varias veces.
La historia de Alcúdia es, en definitiva, la historia de una comunidad que vive entre murallas medievales y playas modernas, entre el turismo masivo y la vida cotidiana de quienes decidieron echar raíces lejos de su país de origen.
M.A.