Del modelaje a los medios: identidad y desafíos en la vida de Elizeche

La vida de Carlos “Gallego” Elizeche  ha estado marcada por decisiones fuertes. Una de ellas: dejar Argentina y radicarse en España. ¿Qué ganó y qué perdió con ese cambio? La respuesta es honesta.

“Gané tranquilidad. Estabilidad para mi familia. Gané desafíos, acertados o no. El tiempo dirá qué hice bien y qué hice mal”, reflexiona. Pero no esquiva lo que perdió: “Perdí amistades. Se me apagó el teléfono. A muchos se les apagó el teléfono, no a mí. Perdí contactos”. La distancia, sumada a los vaivenes personales, le quitaron vínculos y oportunidades en el medio.

En un momento crucial de su vida, fue padre. “No sabía para dónde ir. La salida más fácil fue decir ‘vamos a laburar otra cosa’. Quizás tendría que haber frenado la pelota”. No se victimiza. “Siempre me manejé solo. De los errores se aprende. Quizás lo pagué, o no, pero nunca es tarde”, se anima a decir.

Con la mirada en el futuro, no descarta nuevos rumbos. Tiene contactos en Colombia, incluso un manager allí. “Siempre quiero volver a la música. Sé que voy a volver. Me encantaría hacer algo en Mar del Plata, en verano. Hay que buscar la vuelta”.

Mallorca y Alcudia son parte de su identidad. “Nunca dejé de venir. A los 12 años vine con mi viejo. Después me quedé en Buenos Aires, hice mi carrera allá, pero este lugar siempre fue parte de mí”. Aunque asegura sentirse argentino, su historia es un puente entre dos mundos.

Su primer paso en lo artístico fue como modelo. “Trabajé para Raquel Satragno, la hermana de Pinti. Yo empecé en el mundo del modelaje con ella”. Luego llegó el teatro, la publicidad, y finalmente, la televisión.

¿Y si alguien le preguntara hoy por dónde empezar? La respuesta es tan real como desconcertante: “No sé. Hoy, si me agarrás con un video y me preguntás por dónde empiezo, no sé qué decirte”.

Así, con esa mezcla de experiencia, nostalgia, certezas e incertidumbres, este entrevistado nos deja una lección: en la música, en los medios y en la vida, no siempre importa llegar primero. Lo que vale es seguir en movimiento, seguir creando y no dejar nunca de buscar el camino.

La música no muere, solo cambia de forma

“Volvamos, volvamos siempre”, dice con énfasis Carlos “Gallego” Elizeche. Y no es solo una frase; es casi una declaración de principios para quien ha recorrido escenarios, entrevistado artistas y observado de cerca la transformación del panorama musical desde Argentina hasta Europa.

“Si toca Divididos, llena. Si toca La Renga, llena. Si toca el Indio, llena. El rock sigue vivo, el rock no muere”, asegura. Aunque reconoce que no surgen nuevas bandas con la misma fuerza que antes, confía en que una nueva generación traerá su propia ola: “Va a venir, en algún momento tiene que venir, porque el alma siempre está”.

Sobre la escena actual, es sincero. “Nicki Nicole, sé quién es, pero no estoy muy empapado. No es un género que me atraiga, pero sé que suena y no dejan de sonar”. Esta distancia con algunos géneros urbanos no implica desdén, sino un reconocimiento de lo que domina el presente, aunque no se alinee con sus gustos personales.

En Europa, la situación es similar. “Acá, el único formato televisivo que se ve es La Voz, con jurado español. Suena exactamente igual que en Argentina”. La televisión abierta ha perdido espacio para los programas de música, reemplazados por contenidos genéricos o realities. “MTV sigue existiendo, pero sin repercusión. Y no hay como antes, canales exclusivos de música”, lamenta.

La explicación, cree, no es solo tecnológica, sino también económica. “Si Argentina no hubiera tenido tantos altibajos, la industria musical en televisión seguiría vigente”. Una afirmación que pone sobre la mesa cómo la economía afecta también a la cultura.