Carlos Elizeche: Un apasionado de la televisión argentina en la tranquilidad de Mallorca

Fue un encuentro casual con el Retrato en la zona del Puerto de Alcudia que se transformó en un café por casi dos horas, donde Carlos “Gallego” Elizeche un comunicador español- argentino, hoy radicado en España en las Islas Baleares y embuído en el mundo gastronómico, nos contó de su estadía en Alcudia, una ciudad turística ubicada a poco más de 50 km de Palma.

Su rostro se hizo conocido en la pantalla de Crónica TV, donde se desempeñó como conductor de programas de música, aportando frescura y cercanía a la señal de noticias, llevando a que músicos y artistas fueron conocidos, más allá de su profesionalidad, desde la faceta humana.

La experiencia cosechada en esa etapa de su vida, hizo que integrantes del mundo de la música quisieran ir a su programa para conectarse de una manera diferente con sus seguidores.

Cabe señalar que antes de consolidarse como presentador, Elizeche, nacido en Salamanca, desarrolló una carrera como actor y modelo, que lo llevó a trabajar en Colombia y en distintos países de Latinoamérica, ampliando su experiencia artística y su proyección internacional. Esa etapa le permitió cultivar un perfil versátil, entre la actuación y el mundo de la moda.

De las luces del estudio a la calma del Mediterráneo

“Nunca dejé de venir a Mallorca, mis padres viven aquí desde hace más de 30 años”, recuerda con naturalidad. Alcudia fue siempre para él un sitio de veraneo, una escapada del ruido, pero también una posibilidad latente de residencia permanente. Sin embargo, fue recién en 2018, con el nacimiento de su hija, cuando se encendió esa chispa definitiva: la necesidad de echar raíces.

Fue una decisión familiar. Mi padre me dijo: ‘Está difícil allá, venite para acá y después ves’. Y me vine, con la idea de instalarme primero en Alcudia y después probar suerte en la península, especialmente en Madrid, donde se mueve el mundo artístico”. Hasta ese momento, su carrera lo había llevado por distintos países de Sudamérica: Argentina, Colombia, México. Pero la paternidad y la inestabilidad del medio fueron factores determinantes.

El exilio cultural: “Se extraña Argentina, mucho”

“Después de tres años trabajando de otra cosa, me di cuenta que extrañaba mi pasión, mi vida, lo que hice siempre”, confiesa con una mezcla de nostalgia y certeza. La televisión, el teatro, el estudio, ese hábitat natural que respiraba en Buenos Aires, se le volvió un recuerdo distante.

Allá, dice, se vive el arte con intensidad. A pesar de las crisis, “Argentina genera espacios culturales, artísticos, musicales, de cine… que acá en España, al menos en la isla, no se respiran igual”. Aunque no reniega de su vida actual, ni de la tranquilidad de Mallorca, reconoce que Buenos Aires tiene una pulsión artística difícil de reemplazar.

Con más de 17 años en Crónica TV, y experiencia previa en Canal 26, América y otros medios, su camino en la televisión fue extenso. Comenzó como modelo y luego se fue abriendo paso en los medios. “Era otra época. Antes sobraban canales, ahora sobra gente para trabajar en ellos. Hay mucho talento, pero pocas oportunidades reales”.

“Sigo creyendo en la televisión”

A pesar del avance de las plataformas y del streaming, su corazón sigue perteneciendo a la televisión tradicional. “Soy de la vieja escuela. Me gusta prender el noticiero y verlo en vivo. No voy a buscarlo a YouTube. Me crié con eso”, sostiene con convicción.

Recuerda una charla con Juan Pablo Rincón, jefe de casting de Netflix y otras grandes productoras. “Cuando recién salía YouTube, le pregunté si eso iba a matar a la televisión. Y me dijo que no. Porque la gente sigue consumiendo televisión, sigue mirando novelas, noticieros. Y es cierto”.

Para él, la experiencia colectiva de ver algo en vivo no ha sido reemplazada por el consumo individual del streaming. “Preguntale a un pibe de 17 años si mira el Mundial por YouTube o por TV. Se juntan todos en la casa, ponen la tele y gritan los goles. Esa experiencia no la mata ninguna plataforma”.

La salida de la TV y las amistades que quedaron en el camino

Su salida de Crónica fue un golpe, pero también una revelación. “Muchos amigos quedaron en el camino. Es el clásico: se te apaga el teléfono”, dice. Pero también, al apagarse unos vínculos, se encendieron otros inesperados. “Gente que no creía tan cercana apareció. Me pasó de recibir llamados de contactos que ni sabía que me registraban”.

No se arrepiente de haber dejado la televisión. En su momento lo dudó, pero luego entendió que no podía sostener su vida allí. “El gobierno de Macri hizo un recorte de pauta muy grande y eso afectó directamente a los medios. Fue una cadena: menos publicidad, menos trabajo, menos oportunidades. Se cortó por lo más fino”.

¿Qué quedó de aquella época dorada?

“Me quedaron recuerdos, experiencias, entrevistas inolvidables y una sensación de que la industria cambió para siempre”. Al mirar atrás, a los cientos de entrevistas que realizó, a los músicos que pasaron por sus programas, siente que algo se perdió en el camino.

Ponés una canción de Serrat o Sabina y tiene contenido. Hay una pérdida de identidad en las nuevas generaciones musicales. Antes había bandas con una personalidad marcada. Hoy… el trap, el reggaetón, son otra cosa”. Aun así, reconoce que él mismo fue pionero en ese cambio. “Fui el primero en hacer un programa de reggaetón patrocinado por Universal Music. Entrevisté a Daddy Yankee cuando nadie lo conocía, saqué a Don Omar por Skype, lo llevé a la TV”.

La diferencia, explica, es que antes las bandas tenían recorrido, mística, voz propia. “Hoy las que quedan son las que resistieron: La Renga, Divididos, Las Pelotas, el pobre Charly. Ya no aparecen grupos así”.

El cambio en la industria musical y la velocidad del consumo

“Todo cambió. La forma de consumir música, de medir el éxito, de vivir del arte. Antes te daban un disco de oro por vender una cierta cantidad de copias. Hoy es por reproducciones en Spotify. Y nadie sabe cómo se mide exactamente eso. ¿Cómo controlan que una reproducción sea válida?”, se pregunta con una mezcla de escepticismo y resignación.

“El problema de fondo, afirma, es que todo es más rápido. Más fugaz. Se consume y se olvida. Y en ese ritmo acelerado, el arte pierde profundidad”.

El secreto no es llegar. El secreto es mantenerse
Elizeche sigue sintiendo que su pasión no terminó. El deseo de producir, de crear, sigue latente. “Yo me siento 100% capacitado para hacer programas sobre la música actual. La regla es la misma. Me encantaría hacer bandas, bandas…”, dice con entusiasmo. Aunque reconoce que la música española tiene un perfil distinto. “Es más tranqui. No dejó una huella tan grande en América Latina como la que dejó la música argentina en Europa”.
Y allí surge una idea que lo moviliza: “Me encantaría hacer una fusión Argentina-España que tenga que ver con bandas musicales”. Lo justifica con ejemplos concretos. “Los Rodríguez, con Calamaro, fueron una de las pocas fusiones exitosas. Pero aún hay mucho por explorar”. Menciona a artistas que siguen vigentes como Chenoa, y bandas argentinas que viajan a tocar a Mallorca o Madrid: Miranda, Las Pelotas, Gustavo Cordera. “El año pasado vinieron un montón. Tiene que ver con el valor del dólar, claro. Para el productor europeo no es tan caro”.
Para él, el verdadero desafío está en reinventarse. Lo aprendió de Alex Lora, de la banda mexicana El Tri. “Lo entrevisté una vez y me dijo algo que me quedó: el secreto no es llegar, el secreto es mantenerse. Lo entrevisté y era un loco hermoso. Y él me dijo, hablando sobre la carrera y todo él, es que ¿cómo te reinventás? Y ahí viene la frase que llegué a la conclusión: ¿No te puedes reinventar? ¿Lo inventado ya está? ¿Estás malo de utilizar esa frase? ¿Cómo te adaptás? ¿Cómo evolucionás? ¿Cómo mutás? Y él me dijo, el secreto no es llegar. El secreto es mantenerse.

Mallorca: entre la calma y el deseo de volver

Aunque encontró en Alcudia una estabilidad familiar y emocional que valora profundamente, su identidad sigue atada a los estudios de televisión y los teatros de Buenos Aires. “Fue y será mi lugar en el mundo artístico. Si alguna vez vuelvo, será por eso. Por mi pasión, por lo que me hacía vibrar todos los días”.

Hoy vive entre dos mundos: uno físico, en el Mediterráneo, con su hija Charo y una vida más serena; y otro emocional, lleno de luces, cámaras y recuerdos. Ambos lo definen. Y ambos siguen latiendo.