
Tras la detención de Waldo Bilbao en Rosario, acusado de narcotráfico y lavado de dinero mediante la compra de Vorterix Mar del Plata y el teatro homónimo, Jorge Djoubaili , en declaraciones periodísticas, negó cualquier vínculo con él o con maniobras ilegales. “Nunca conocí a Waldo Bilbao, ni sabía que existía”, afirmó. También aclaró que su contacto con Brian Bilbao fue muy limitado: “Lo vi por primera vez en 2022 y solo una vez más en 2023”.
Djoubaili relató que llegó a Vorterix en 2020, durante la pandemia, cuando el teatro aún se llamaba Teatriz. Fue convocado para dirigir la radio y, eventualmente, también se hizo cargo del teatro. Los propietarios eran de Rosario y se los presentaron como productores agropecuarios con interés en el espectáculo. Su contacto principal era Germán Urán, hoy procesado por lavado de activos. “Con los hermanos Bilbao no tuve relación directa”, subrayó.
Con el tiempo, la falta de respuestas, pagos y presencia de los socios levantó sospechas. Djoubaili recordó que un joven, hijastro de Brian, iba al teatro a retirar dinero en efectivo para llevarlo a Rosario, situación que le parecía inusual. En 2023, él y su socio Enzo Calabrese buscaron una reunión con Mario Pergolini, creador de la marca Vorterix, para advertirle que no sabían quién era el dueño real de la franquicia y que nadie respondía los reclamos. Pergolini les confirmó que no había contrato firmado con los anteriores gestores y que hacía tiempo no respondían cartas documento. Finalmente, les otorgó la franquicia oficialmente en noviembre de 2023.
Luego estallóaría el escándalo nacional: los hermanos Bilbao fueron señalados como líderes narcos con operaciones de tráfico de cocaína desde Bolivia y estructuras de lavado a través de bares, taxis y medios, incluyendo Vorterix. Waldo fue detenido y Brian continúa prófugo.
Con la franquicia en sus manos, Djoubaili y Calabrese encontraron un escenario crítico: deudas con empleados, artistas y proveedores, y un contrato de alquiler a punto de rescindirse. Para resolverlo, firmaron un nuevo contrato con la Biblioteca -dueña del inmueble- y crearon una nueva sociedad, Calabrese Djoubaili Streaming S.A., completamente desligada de la anterior. Incluso, Gendarmería inspeccionó el teatro, pero nunca los citaron a declarar.
Actualmente, aseguran que tanto la radio como el teatro se sostienen con trabajo propio, sin vínculos con dinero ilegal. “Invertimos nuestros ahorros, tenemos 28 programas al aire, 120 personas vinculadas a la radio y más de 130 shows anuales”, destacó Djoubaili. Y concluyó: “No lavamos plata, trabajamos. Esta es nuestra casa”.