El asfalto de la Ruta 11 se cobró, esta vez, más que un vehículo: se llevó un pedazo del alma de quienes aman los autos de colección. Un coleccionista de Mar del Plata estrelló su Ford Falcon Futura modelo 1972, recién adquirido, contra un poste de alumbrado en la rotonda de acceso a Mar de Cobo. El auto, que conservaba su dignidad mecánica casi intacta con apenas 122 mil kilómetros, quedó destruido a tan solo 30 kilómetros de su nuevo hogar.
El hombre, de 45 años, había recorrido más de 190 kilómetros hasta Mar del Tuyú para comprar la joya verde valuada en 10 mil dólares. Pero una mancha de gasoil, invisible y fatal, desvió su rumbo y desató el final anticipado del reencuentro entre un sueño y su soñador.
“Recién lo compraba, un auto que quise hace años”, escribió el conductor desde el hospital de Vidal, donde permanece internado con heridas fuera de peligro. El mensaje, breve y dolido, desató una ola de reacciones en redes sociales. Porque el dolor no fue solo suyo.
Los amantes del clásico Falcon , un ícono de generaciones, testigo de rutas y familias enteras, lamentaron la pérdida como si el volante hubiera estado en sus manos. “No era mío, pero lo sentí como propio”, escribió un seguidor. Otro compartió: “Verlo así duele más que un rayón en el alma”.
El Falcon no era solo metal y pintura: era historia, legado, nostalgia. Y aunque no llegue a rodar otra vez, ya ocupa un lugar irremplazable en el corazón de una comunidad que no necesita poseer para sentir que ha perdido.