
Marcelo González arrancó su caminata de 404 km por todos los barrios de Mar del Plata para “reconstruir la ciudad con la fuerza de la topadora”. Lo hará a lo largo de 10 días para dialogar directamente con los vecinos, instituciones y comerciantes de los distintos barrios de la ciudad.
En este primer día compartió almuerzo en Las Dalias, merienda en Constitución y cerró la jornada en Villa Luján, donde una familia trabajadora lo recibió en su casa. Una campaña distinta: cuerpo a cuerpo con los vecinos para también compartir con ellos la mesa y pasar la noche en los hogares que lo reciban.
Cabe señalar que cada jornada de la caminata incluye desayunos, almuerzos y cenas con familias, así como encuentros con comerciantes, clubes y sociedades de fomento. El objetivo, según explicó González, es “escuchar a quienes nunca son escuchados y conocer de cerca la realidad de cada barrio”.
La caminata se enmarca en un programa de cinco iniciativas concretas, que, de acuerdo con González, van a implementarse con recursos privados y comunitarios, sin esperar la respuesta del Estado:
Cultura y Oportunidad: Extender la escuela de artes del Teatro Tronador con transporte, alimentación y cobertura médica para 200 jóvenes.
Deporte: Construcción de 100 vestuarios con agua caliente en clubes barriales, financiados en parte con donaciones gestionadas por el arquero Emiliano “Dibu” Martínez.
Educación: Instalación de 100 puntos de internet en centros comunitarios para brindar clases de apoyo escolar gratuitas.
Salud y Formación: Creación de un complejo con residencia para 56 médicos y odontólogos que se instalan en la ciudad, junto con un centro de oficios.
Atención Sanitaria Móvil: Unidades móviles de odontología y atención primaria para los barrios.
Con esta iniciativa no solo se busca acercar al candidato a los ciudadanos, sino que pretende también abrir un debate más amplio sobre las formas de hacer política en Mar del Plata.
Al transformar la caminata en su plataforma de contacto y escucha, González apunta a instalar un modelo de campaña más cercano, horizontal y participativo, en el que la voz de los vecinos tenga un rol protagónico.
Con este desafío, González intenta proyectar una señal clara: la posibilidad de vincular la experiencia de gestión privada con la construcción de soluciones colectivas llevando su propuesta a las calles y casas de la ciudad.