
La Cámara de Apelaciones Penal de Mar del Plata celebró este lunes 26 de agosto una audiencia virtual para evaluar los recursos de apelación presentados por las defensas de Oscar Echenique y Ricardo Anselmini, condenados a prisión perpetua por el femicidio de Natalia Melmann en 2001. El tribunal, que aún no emitió un fallo definitivo, analizó los argumentos legales en medio de la firme oposición de la familia de la víctima, que denuncia un sistema judicial que prioriza los beneficios penitenciarios sobre la justicia y la reparación. La decisión por las apelaciones de las libertades condicionales solicitadas por dos policías condenados se conocerá en el transcurso de siete días.
La Cámara de Apelaciones Penal N°1 de Mar del Plata se convirtió este lunes en el epicentro de una batalla legal que se viene prolongando desde hace 24 años. A las 12 del mediodía, a través de una audiencia por Zoom, los jueces escucharon los argumentos de la defensa de los condenados por el brutal femicidio de Natalia Melmann, quienes apelaron el rechazo a sus solicitudes de libertad condicional dictado el 12 de agosto por el Juzgado de Ejecución Penal.
En diálogo el Retrato, Gustavo Melmann, padre de la adolescente, ha expresado su profunda indignación ante la argumentación de la defensa de los condenados. En contraste con el planteo de que la reinserción social debe darse sin la necesidad de reconocer el delito, Melmann afirma que el verdadero proceso de rehabilitación implica una aceptación cabal de los actos cometidos y un genuino arrepentimiento. “Una persona para resocializarla tiene que reconocer lo que hizo y tener la certeza de que no lo va a volver a hacer”, sostuvo, en una clara refutación a la visión puramente legalista que, a su juicio, permea en ciertas esferas de la justicia.
La lucha de la familia Melmann, que los obliga a comparecer ante la Justicia cada seis meses, evidencia una persistencia de las fallas sistémicas. Gustavo Melmann describe un panorama en el que la Cámara de Apelaciones ha sido históricamente condescendiente con la defensa de los agresores. Menciona, a modo de ejemplo, que a pesar de que a Echenique se le concedieron salidas transitorias, el beneficio fue incumplido, demostrando que la Justicia parece ignorar la gravedad de los delitos cometidos al momento de valorar los pedidos de libertad. “Parece que tuvieron una venda en los ojos de qué delitos cometieron y por qué están en la cárcel”, critica el padre de Natalia, evidenciando el agotamiento y la impotencia que genera esta dinámica cíclica.
El asedio como táctica de intimidación
La lucha judicial no es la única que afronta la familia. En un contexto de renovados pedidos de libertad, Gustavo Melmann denunció un reciente robo en su domicilio, del cual sustrajeron computadoras y tablets. Un detalle simbólico, la aparición de corbatas anudadas en la entrada de su casa, un símbolo ominoso del crimen de su hija, y que ha sido interpretado como un claro mensaje de intimidación. Aunque no puede aseverar la conexión directa, Gustavo vincula la aparición de estos símbolos con los movimientos judiciales en curso, sugiriendo que el asedio constante y las campañas mediáticas en su contra, que se han sostenido a lo largo de los años, son una estrategia para minar su voluntad.
La persistencia en la búsqueda del quinto agresor
A pesar de los obstáculos, la familia Melmann mantiene su firmeza en la búsqueda del quinto agresor, cuyo ADN fue encontrado en el cuerpo de Natalia pero nunca identificado. La próxima extracción de ADN a los policías sospechados representa un nuevo paso en un proceso que se ha extendido por más de dos décadas. Melmann se muestra expectante, pero cauteloso, frente a un proceso que ya ha sido dilatado en el pasado por la defensa. Su motivación es cumplir con la promesa que le hizo a su hija en el momento de su sepultura. “Vamos a buscar a todos los que te quitaron la vida”