El enfrentamiento por la situación de los delfines del ex-Aquarium tiene nuevos capitulos

Un conflicto inmobiliario y un cierre que derivó en imágenes virales de animales en aparente abandono, desatando una guerra de versiones entre el Municipio, la Provincia y la Fundación Fauna Argentina.

En la quietud que siguió al cierre del Aquarium de Mar del Plata a principios de 2025, nadie imaginó la tormenta que se desataría en agosto. Lo que comenzó como un conflicto inmobiliario con la familia Peralta Ramos (familiar a la que pertenece el terreno del complejo), se transformó en una crisis de estado tras la viralización de imágenes que mostraban a los delfines y otros animales en condiciones alarmantes.

La denuncia pública fue impulsada por la Fundación Fauna Argentina (FFA), que recibió una avalancha de fotografías y videos de las piletas del ex-complejo. El intendente Guillermo Montenegro respondió de inmediato con una denuncia penal, pero el caso rápidamente escaló a una pulseada política entre la Municipalidad y la Provincia de Buenos Aires. Mientras se dilucidaban responsabilidades, la disputa técnica y científica entre las partes se volvió el centro de la controversia.

Las imágenes que encendieron las alarmas mostraban a los delfines nadando en un agua de color verdoso y un lobo marino arrinconado, aparentemente solo. Para Juan Lorenzani, referente de la FFA, la evidencia era irrefutable. “En realidad fue la cantidad de imágenes que empezamos a recibir el día viernes, fue una tras de otra, imágenes, denuncias de gente, que nos impulsó a hacer casi inmediatamente una publicación mostrando lo que estaba pasando en el acuario”, relató en entrevista con El Retrato de Hoy.

El biólogo del complejo, Alejandro Saubidet, argumentó que el color del agua era resultado de microalgas inofensivas, una versión que Lorenzani desestimó por completo. “Las microalgas se reproducen en lugares cerrados donde hay falta de higiene e incluso materia orgánica. Si esto lo sumamos, ya sea al sol o al calor, es un caldo de cultivo”, advirtió Lorenzani, insistiendo en que la única realidad era la falta de mantenimiento.

El municipio llevó a cabo una inspección, pero la FFA volvió a la carga, calificándola de “ilógica” por haberse anunciado con días de antelación, dando un “sobreaviso” al complejo. Además Lorenzani cuestionó el valor de esa revisión al señalar que el personal de Zoonosis no tiene “especialistas en mamíferos marinos”.

Más allá de la emergencia inmediata, Lorenzani utiliza el caso como un trampolín para una causa mayor: el fin del cautiverio de mamíferos marinos en la ciudad. El activista adelantó que la fundación se concentrará en el monumento de los lobos de mar para pedir que Mar del Plata sea declarada “ciudad libre de cautiverio de mamíferos marinos”. Para él, no es educativo “mostrar un delfín haciendo saltos a cambio de un pescado”, y concluyó con la frase: “El hombre elige ser payaso, al animal lo obligan”.

Frente a los duros comentarios de Alejandro Saubidet, quien calificó la denuncia de la FFA como una “vergüenza” y a sus activistas de “manga de truchos”, Lorenzani respondió con un llamado a la historia de su organización. “La FFA nació en el año 1982, fue la primera institución a nivel nacional que empezó a hacer conservación y rescate de animales“, explicó, descartando las acusaciones como la defensa de una empresa.

El caso de los delfines en el ex-Aquarium no solo ha puesto en evidencia la situación de los animales, sino que ha abierto un debate más profundo sobre el manejo de la fauna marina en Argentina, las responsabilidades de las autoridades y, en última instancia, el futuro de los animales en cautiverio.