En un contexto marcado por las tensiones cambiarias y los desafíos de cumplir las metas del acuerdo vigente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) mantuvo sin cambios su proyección de crecimiento para la economía argentina. Según la actualización de julio del informe de Perspectivas Económicas Mundiales (WEO), el organismo multilateral espera que el Producto Bruto Interno (PBI) del país aumente un 5,5% este año y para 2026, prevé una suba de 4,5%.
La ratificación de las proyecciones ocurre en paralelo a un momento clave para el Gobierno de Javier Milei, ya que este jueves, el Directorio del FMI se reunirá para aprobar un nuevo desembolso por u$s2.000 millones y validar los cambios en la meta de acumulación de reservas. El Ejecutivo busca evitar un nuevo “waiver” tras admitir que la meta original de u$s9.000 millones para septiembre es inalcanzable, y es que la negociación con el Fondo se convirtió en una herramienta central para contener el dólar en la previa electoral.
El reciente giro en la política económica oficial, con la reducción de retenciones al agro, expone un viraje pragmático, dado que esta decisión implica un costo fiscal equivalente a un punto del PBI y fue adoptada con la expectativa de que el sector agrícola liquide divisas por hasta u$s12.000 millones. El objetivo está puesto en reforzar las reservas del Banco Central para estabilizar el tipo de cambio y, con ello, evitar sobresaltos en los meses previos a las elecciones legislativas de octubre.
Desde el Ministerio de Economía aseguraron que la flexibilización cambiaria y la baja de impuestos al campo responden a una estrategia orientada a la sostenibilidad del programa económico, más allá del corto plazo electoral. Sin embargo, también reconocen que el resultado de esta maniobra dependerá en gran parte de la respuesta del agro, ya que si los productores deciden no liquidar en los volúmenes esperados, el refuerzo de reservas que prevé el Gobierno podría verse comprometido.
En paralelo, la nueva meta de reservas pactada con el FMI busca ajustar el programa a las restricciones actuales del mercado y tras recibir en abril un desembolso inicial de u$s12.000 millones como parte del nuevo acuerdo de u$s20.000 millones, el Ejecutivo logró sostener el dólar dentro de la banda de flotación, actualmente alrededor de los $1.280. La acumulación de reservas desde junio, más de u$s1.000 millones por parte del Tesoro, se presenta como uno de los argumentos ante el Fondo para justificar la modificación de los objetivos originales.

La presión para estabilizar el dólar antes de octubre se acentúa por el repunte de compras de divisas por parte de ahorristas, que alcanzó los u$s2.000 millones en el último mes tras la flexibilización del cepo para personas físicas. Esta tendencia, si se acentúa, podría contrarrestar los ingresos esperados por exportaciones, debilitando el esquema de control cambiario.
En términos regionales, el FMI advirtió que el crecimiento de América Latina y el Caribe será más débil que el de la economía argentina, con una previsión de apenas 2,2% para 2025 y una leve mejora al 2,4% en 2026. A nivel global, la estimación del PBI se corrigió al alza, con una expansión del 3% proyectada para el próximo año. Sin embargo, el organismo alertó por los riesgos geopolíticos, las tensiones comerciales y la persistente incertidumbre macroeconómica.
A pesar de los datos alentadores para Argentina, el Fondo mantuvo la recomendación de que las políticas deben garantizar previsibilidad, sostenibilidad y confianza. En otras palabras, los ajustes acordados deben cumplirse, las reformas estructurales implementarse y las tensiones minimizarse. La capacidad del Gobierno para navegar estos desafíos determinará si la proyección del 5,5% de crecimiento es una realidad sostenible o apenas un rebote transitorio.
Dólar, reservas y campaña: el FMI como ancla electoral
Este jueves, el Directorio Ejecutivo del FMI definirá si aprueba el nuevo desembolso de u$s2.000 millones pactado con el Gobierno. La reunión también servirá para formalizar el cambio en la meta de acumulación de reservas para septiembre, que originalmente exigía alcanzar los u$s9.000 millones.

El paquete de medidas implementado por la gestión de Milei apunta a fortalecer el frente externo sin alterar el equilibrio cambiario. El presidente y su ministro de Economía, Luis Caputo, optaron por medidas no dogmáticas para sostener el modelo, pese a que estas decisiones alejan al Ejecutivo de su discurso original de disciplina fiscal estricta, lo cierto es que representan un intento por estabilizar el dólar en un año electoral.
La expectativa de ingresos por u$s12.000 millones del agro está en el centro de la estrategia. Por eso, el Gobierno también apuesta a que los fondos del FMI actúen como ancla en el mercado y frenen eventuales corridas, especialmente si se incrementan las presiones por la dolarización de carteras de cara a octubre.