
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOCF) de Mar del Plata condenó a una pareja por el secuestro más grande de drogas en la ciudad bonaerense de Tres Arroyos, ocurrido en 2023 cuando un episodio de violencia doméstica desencadenó sus detenciones y un posterior allanamiento en su domicilio, donde se encontraron siete kilos de cocaína, 29 de marihuana, 770 troqueles de droga sintética y nueve armas de fuego.
En sintonía con lo solicitado por el fiscal subrogante Carlos Martín Fioriti, el imputado Pablo Sebastián López fue condenado a la pena de 7 años de prisión y su pareja Margarita Rosa Vallejos, a la de 4 años y 6 meses, como coautores de los delitos de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, tenencia de arma de fuego -nueve hechos- y encubrimiento agravado -dos hechos-.
La sentencia se dio a conocer el tribunal -integrado de forma unipersonal por el juez Martín Luciano Poderti- quien a su vez ordenó el decomiso del inmueble allanado donde residía la pareja y de 133.000 pesos y 12.700 dólares por resultar producto o provecho del delito tal como fuera solicitado por el fiscal. El TOCF dispuso que el próximo 5 de agosto del 2025 se darán a conocer los fundamentos de la resolución.
El resonante caso
La investigación se inició el 20 de enero de 2023 con un procedimiento policial realizado en la vivienda de López y Vallejos, luego de que esta última se presentara en la comisaría primera de Tres Arroyos para exigir la liberación de López, quien había sido aprehendido el día anterior tras protagonizar un episodio de violencia en la casa de su madre, donde a su vez agredió a los policías que habían acudido tras el llamado al 911 de la progenitora.
Al notar el grado de alteración que Vallejos presentó en la comisaría mientras intentaba entrar a la fuerza a la zona de los calabozos, donde se encontraba su pareja, se procedió a detenerla y a requisar su mochila en donde se encontraron 2,41 gramos de cocaína, 7.900 dólares, 54.830 pesos y un teléfono celular.
Los agentes comunicaron lo sucedido a la fiscalía provincial que inició una investigación penal preparatoria por resistencia a la autoridad y tenencia simple de estupefacientes. En virtud de los elementos secuestrados, solicitó el allanamiento de la vivienda donde residía la pareja, en la calle Rocha al 400, el que fue ordenado por el juez de Garantías interviniente.
En ese domicilio se hallaron:
- 7, 533 kilogramos de clorhidrato de cocaína con sustancias de corte (de los cuales 2,794 kilogramos eran de cocaína pura);
- 29,240 kilogramos de cannabis sativa en forma compactada y en cogollos;
- 770 troqueles de droga sintética;
- Un “indoor” para cultivar marihuana;
- Tres pistolas -una calibre .45 y dos .40-;
- Tres revólveres -calibres .38, .32 y .22-;
- Una carabina .44;
- Dos escopetas calibre 16 -ambas robadas en un hecho previo-.
Una vez realizado el registro domiciliario, llamó la atención de los agentes la estructura del inmueble que, a su vez, generó controversias en la investigación respecto a si correspondía una misma unidad, ya que no mantenía una conexión en su interior por tener una puerta tapiada, pero a su vez contaba con un patio compartido.
Los testigos del procedimiento no solo remarcaron la cantidad de droga secuestrada, sino también el acondicionamiento que presentaba el lugar para el guardado del material estupefaciente, parte del cual fue encontrado en un taparrollos. Asimismo, se destacó la ubicación del inmueble, que se encontraba en un barrio residencial, a escasos metros de un club de tenis muy concurrido por los vecinos de Tres Arroyos, entorno que, para la fiscalía, resultó sumamente propicio para camuflar las maniobras ilícitas.
Los alegatos del MPF
En la audiencia de su alegato, el fiscal subrogante Fioriti, luego de exponer los hechos y la prueba colectada, hizo hincapié en la cuantiosa cantidad de droga secuestrada, así como también en la forma de embalaje (panes de cocaína compacta envueltos con cinta, ladrillos de marihuana prensada, frascos y troqueles de droga sintética), su peculiar almacenamiento y el secuestro de elementos de corte como ser, fuentes de metal de acero inoxidable, pipas, balanzas y grandes cantidades de bolsas de nylon negras y verdes para su fraccionamiento.
Para el fiscal dichas consideraciones fueron fundamentales para entender que el material estupefaciente “inequívocamente se encontraba destinado a la ulterior comercialización”.
A su vez, resaltó que de la pericia química realizada se desprende que del material secuestrado se podían preparar “de 27.948 a 55.897 dosis de cocaína, 54.684 cigarrillos de marihuana y 770 troqueles de droga sintética”.
En relación a las nueve armas incautadas, consideró que estaban en la vivienda “para proteger o custodiar esas drogas” y que quedó demostrado en los peritajes de aptitud para el disparo su “fuerte poder de fuego”.
Al momento de graduar la sanción de la pena, Fioriti remarcó que “claramente los imputados formaban parte del engranaje de una maquinaria mucho mayor, habida cuenta de la cantidad, calidad y forma de embalaje del secuestro de estupefacientes”, y además remarcó que el secuestro de esa cantidad de drogas fue “el de mayor relevancia que fuera juzgado por el Tribunal Oral Federal hasta el momento, relativo a la localidad de Tres Arroyos”. El fiscal había pedido penas algo superiores a las que finalmente aplicó el tribunal: 9 años de prisión para el hombre y 8 para la mujer.