
Una escena de tensión se vivió este viernes en el puerto de Mar del Plata, cuando decenas de trabajadores del sector pesquero, encabezados por Pablo Trueba del SIMAPE (Sindicato Marítimo de Pescadores) y dirigentes del SOMU (Sindicato de Obreros Marítimos Unidos), se manifestaron frente a las sedes de las empresas pesqueras Solimeno, Moscuzza y Valastro. Con bombos, batucadas y estruendos, los trabajadores denunciaron un presunto lock out patronal, una medida empresarial que, según los gremios, tiene como objetivo frenar la salida de los buques a la pesca para presionar por acuerdos salariales individuales, fuera del marco paritario.
“Estamos frente a una situación clara de lock out. Las empresas no sacan los barcos y lo hacen de manera intencional. Están presionando para negociar uno por uno con los trabajadores, cuando hay un convenio firmado que debe respetarse”, expresó Pablo Trueba en medio del ruido de los bombos y las banderas flameando en diálogo con “el Retrato”.
La tensión en el sector se arrastra desde hace semanas, pero estalló en las últimas 48 horas tras la confirmación de que, pese a contar con un acuerdo vigente firmado entre gremios y la Cámara de Armadores de Buques Congeladores de Mar del Plata, las empresas decidieron no activar sus operaciones pesqueras. El convenio, detalló Trueba, establece un aumento en los salarios básicos y contempla en su artículo quinto la garantía de que no habrá “menoscabo en la producción”, lo cual implica que no deberían exigirse rebajas ni condiciones laborales distintas a las pactadas.
“El convenio fue homologado. Está vigente. Pero las empresas ahora se niegan a sacar los barcos, argumentando que quieren hablar individualmente con cada tripulante. Eso es ilegal”, remarcó el dirigente del SIMAPE. “Hay un principio de irrenunciabilidad en la ley laboral, que protege al trabajador para que no ceda derechos bajo presión. Lo que hacen es ilegal, y algunas empresas ya desistieron de seguir por ese camino, pero otras siguen”, advirtió.
Las denuncias no terminan ahí. Según Trueba, la maniobra empresarial no solo implica una violación de derechos laborales, sino que atenta directamente contra la estabilidad social del puerto: “Esto es una bomba que armaron los empresarios en Barcelona. Yo hago responsables a Solimeno, Moscuzza y Valastro de poner en riesgo la paz social que todos intentamos mantener”.
El conflicto también puso en alerta al Ministerio de Trabajo, que ya homologó el acuerdo paritario y exige a las empresas que lo cumplan. “Para el Ministerio, la paritaria está cerrada. Hubo un acuerdo salarial que debe cumplirse. Las empresas tienen que sacar los barcos al mar”, enfatizó el gremialista ante “el Retrato”.
Simape ya presentó tres cartas documento, una por cada empresa, denunciando la violación de las condiciones para mantener los permisos de pesca, lo cual implica un incumplimiento legal que podría derivar en sanciones. “Los permisos se otorgan para generar trabajo, no para hacer política empresaria en contra de los trabajadores”, disparó Trueba.
El alcance del conflicto no es menor: de los 113 buques de la flota tangonera congeladora que existen en el país, entre 15 y 20 operan desde Mar del Plata. Según estimaciones de los sindicatos, hay cerca de 300 trabajadores directamente afectados, pero el impacto amenaza con escalar si la flota continúa paralizada. “Esto no solo afecta a los tripulantes. Es toda una cadena: descarga, estiba, transporte, procesamiento. Es el primer eslabón del circuito productivo pesquero que está frenado”, advirtió el gremialista.
Las protestas continuarán. Luego de la jornada de ayer frente al buque Huellen, este viernes se trasladaron a las sedes de las empresas. “Hoy vamos a seguir frente a Moscuzza y luego a Valastro. Esta es la segunda jornada de lucha y no descartamos continuar”, anunció Trueba.
Por el momento, no está previsto llevar la protesta al centro de la ciudad. “Hoy nos concentramos en las empresas responsables. Pero si no hay respuestas, veremos los próximos pasos”, concluyó el dirigente, en medio de un ambiente de creciente malestar en el puerto.