
Con la participación de funcionarios, especialistas y técnicos, se llevó a cabo en Mar del Plata una jornada organizada por el Colegio de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires (CIPBA) bajo el lema “Cambio Climático y los Nuevos Escenarios de Riesgo en el Manejo de Cuencas Hídricas”.
El encuentro, realizado en el Hotel Provincial, puso el foco en las transformaciones que exige el cambio climático y el rol clave de la ingeniería para proteger a la población.
El evento apuntó a generar un espacio de reflexión entre profesionales, autoridades y la comunidad sobre cómo enfrentar las amenazas que surgen producto del cambio climático. En ese marco, durante la charla “Infraestructura para reducir el impacto de desastres hídricos”, se expusieron dos experiencias concretas: las obras en la cuenca del Río Luján y la trágica inundación que tuvo lugar en Bahía Blanca.
Luján: un plan para convivir con el agua
Daniela Díaz Santos, directora del Comité de Cuenca del Río Luján (COMILU), explicó que los graves eventos climáticos de los últimos años llevaron a la Provincia a diseñar un plan de acción. “Lo que buscamos es que las inundaciones dejen de ser un drama. Que la gente sepa qué hacer cuando pasa y que el impacto sea menor. Para eso se trabajan tanto obras como medidas que ayuden a convivir con el río”, dijo.
En la misma línea, Cecilia Álvarez, Magíster en Evaluación Ambiental de COMILU, remarcó que además de las obras físicas, se intenta visibilizar la importancia del río con paseos ribereños y campañas para que las personas entiendan cómo cuidarlo: “Cuando la gente no sabe qué hacer, la emergencia los toma por sorpresa. Necesitamos que estén preparados”, sostuvo.
Uno de los desafíos es que el Luján recorre una región muy extensa y con distintas realidades: zonas rurales, urbanas, y ciudades atravesadas por el crecimiento sin planificación. Las obras apuntan a proteger a los sectores más expuestos sin alterar el comportamiento natural del río.
Leonardo Mugetti, Jefe del Departamento de Proyectos de la Dirección Técnica de Proyectos de la DPH, hizo un repaso sobre cómo mejoraron su trabajo con el correr de los años: “En el siglo pasado nos llamaban Atila porque por donde pasábamos no crecía más el patio. Antes hacíamos obras que arrasaban con todo. Ahora aprendimos a respetar al río. No canalizamos de punta a punta, dejamos que mantenga su forma natural. Solo intervenimos cuando hay riesgo para las personas”.
Mugetti también destacó el valor de pensar a futuro: “Muchas veces llegamos tarde. Primero se construyen casas y después nos llaman porque se inundan. Lo ideal sería hacer las obras antes, planificar dónde se puede vivir y dónde no”.
El futuro de Bahía Blanca tras la trágica inundación
Gustavo Colli, de la Dirección de Hidráulica de la Provincia, contó cómo se abordó la emergencia en Bahía Blanca tras la situación que arrasó con gran parte de la ciudad en marzo de este año: “La primera tarea fue volver a poner de pie la ciudad. Limpiar los canales, reparar los puentes y restablecer los servicios. Después, empezamos a pensar en cómo evitar que esto vuelva a pasar”, explicó.
“Tuvimos que rehacer casi todo el sistema pluvial. El Canal Maldonado, por ejemplo, quedó totalmente dañado. Y los sumideros ya no servían: eran viejos, chicos, estaban tapados”, continuó Colli.
Uno de los datos más llamativos fue el destino de los restos de hormigón: “Todo lo que sacamos del canal lo trituramos y se reutiliza para mejorar las calles de tierra. Es un aporte al municipio y un ejemplo de cómo, incluso en la emergencia, se puede pensar en soluciones sustentables”.
Colli advirtió sobre la falta de planificación urbana: “Muchas veces no hay espacio ni siquiera para hacer una plaza. Entonces tenemos que buscar alternativas creativas. Porque si seguimos construyendo sin pensar, las lluvias nos van a seguir ganando”, sentenció.