
En un contexto de creciente preocupación por la inseguridad y el aumento en la venta de armas, el Tiro Federal de Mar del Plata busca diferenciar su rol deportivo del uso de armas para defensa personal.
Así lo explicó Gabriel Centeno, director del campo de Tiro Federal en diálogo con “el Retrato”, quien remarcó que el objetivo principal del club es la formación técnica y segura de sus socios, alejados de cualquier práctica vinculada al uso defensivo de armas.
“Hay gente que viene, se asocia y toma los cursos porque quiere tener un arma en su casa para defenderse. Eso desde el club no lo podemos controlar, pero tratamos de fomentar que se sumen a las disciplinas y lo vean como un pasatiempo, como un deporte”, indicó Centeno.
Desde el club aseguran que “las armas son como una raqueta de tenis o un palo de golf, salvando las distancias, claro. Es el instrumento que nos permite llevar adelante nuestra actividad”.
La institución, que funciona en el mismo predio desde la década del 50 y actualmente cuenta con alrededor de 600 socios, ofrece distintos cursos de formación, desde nivel inicial hasta disciplinas específicas. “Los cursos básicos están orientados a quienes nunca tuvieron contacto con armas. Se enseña desde cero, haciendo mucho énfasis en las normas de seguridad. De hecho, esas normas son lo primero que se aprende y lo que más se cuida durante toda la actividad”, sostuvo Centeno.
En los últimos años, el club observó un aumento en las personas que se acercan por curiosidad o preocupación por la inseguridad. Sin embargo, muchos deciden quedarse tras descubrir el costado social y deportivo de la institución: “Muchos llegan por lo que las armas despiertan en el imaginario. Los que vienen con fantasías de Rambo duran poco. Acá las reglas son claras y estrictas. El uso temerario o negligente puede causar daños irreversibles y eso no se tolera”, advirtió.
El club no permite prácticas de tiro defensivo dentro de sus instalaciones. Incluso cuando instructores de armerías dictan cursos, se exige que se ajusten al enfoque deportivo. “Sabemos que hay lugares donde se da instrucción en tiro defensivo, pero en nuestra institución está expresamente prohibido. Nuestra política es clara: el tiro aquí es estrictamente deportivo”, reiteró.
Para practicar, es obligatorio ser legítimo usuario o estar bajo supervisión directa de un instructor. Las armas deben estar registradas y no pueden ser utilizadas por personas ajenas a su titular. El club también ofrece armamento propio para prácticas y cursos, pero solo a socios que cumplan con los requisitos legales.
El curso inicial tiene un costo de alrededor de 55 mil pesos más el gasto en municiones, que puede rondar los 50 mil pesos por clase. Además, la cuota social para socios plenos asciende a unos 28 mil pesos mensuales, en disciplinas como tiro práctico o arquería.
“La cantidad de personas que se acerca a aprender a disparar se mantiene relativamente constante, aunque la demanda sube o baja según el contexto económico. La inseguridad sin dudas influye, pero una vez que conocen cómo funcionamos, muchos descubren un deporte, un grupo social y una forma responsable de vincularse con esta actividad”, señaló Centeno.
El Tiro Federal no fija una edad mínima obligatoria para empezar, aunque recomienda la práctica “a partir de los 11 años, siempre acompañados por un adulto responsable y un instructor”. La credencial de legítimo usuario, regulada por el ANMAC, solo se otorga a mayores de 18 años que cumplan con requisitos como examen psicofísico, antecedentes limpios, ingresos lícitos y prueba de idoneidad, que puede rendirse en el mismo club.
“Después del torneo, hacemos un asado o nos juntamos en la peña. Es como cualquier otro club deportivo: se generan vínculos, amistades, una vida social”, concluyó Centeno, dejando en claro que, más allá del instrumento que utilizan, el espíritu que guía al Tiro Federal es el de cualquier institución deportiva: la práctica segura, responsable y compartida.