Silvia Bodas, vecina de Los Pinares, lo dijo sin rodeos pero con la voz quebrada por la impotencia: “Nos cansamos”. Lo que comenzó como una sucesión aislada de robos en Montemar, El Grosellar, Parque Luro, Constitución, Caisamar, Zacagnini y su propio barrio, se transformó en una rutina temida. Son seis barrios que, unidos por el miedo, decidieron salir a la calle y decir basta. Frente a la Comisaría Séptima, donde deberían sentirse protegidos, alzaron su reclamo: “Queremos vivir sin miedo. Queremos vivir.”
Desde la pandemia, cuentan los vecinos, los robos se volvieron moneda corriente. No hay horario, no hay lugar. “Te empujan, te sacan el changuito, la cartera, lo que tengas”, relató Silvia Bodas . En su caso, el horror llegó hasta su casa. Estaba adentro cuando entraron a robar. “Eso te marca. No volvés a dormir igual.” Los relatos se repiten y se entrelazan como una espiral que nadie logra detener. Algunos terminan con golpes. Otros con armas apuntando a la cabeza. Y en todos, el mismo final: el silencio de las autoridades.
El miedo se instaló. Se volvió parte de la rutina. Señalaron que “de tres a cinco de la tarde es un momento crítico. Muchos chicos salen del colegio, y ahí es cuando más roban. Les sacan las mochilas, los empujan. Es tremendo”. Las escuelas San Miguel, Los Pinares, La Salle, Constitución… Ninguna queda fuera del radar del delito. “Nadie se salva. Mi hijo, que tiene 20 años, también fue víctima. A cualquiera le puede pasar.”
La Comisaría Séptima, que debería protegerlos, abarca una cantidad desmedida de barrios. “No dan abasto. Lo entendemos. Pero así no se puede seguir. Mucha gente ni denuncia, porque ya no cree que sirva para algo.” Pese a las promesas, la presencia policial es mínima y por momentos casi simbólica. “Mandaron móviles, pero solo por unos días. Apenas cubren el área que nosotros mismos señalamos. Y esto es enorme. Nos roban en todas partes.”
Palabras , solo palabras, desde la Secretaria de Seguridad
Silvia es clara: “Esto ya no pasa solo por la comisaría ni por el intendente. Esto tiene que escalar más arriba. Necesitamos que nos escuchen de verdad.” El secretario de Seguridad, Rodrigo Goncalvez “nos atendió en un par de ocasiones, pero las palabras quedaron en eso. Promesas, notas, anuncios… nada que devuelva la tranquilidad”.
La respuesta de los vecinos fue organizada y decidida. Primero protestas, luego cortes parciales, como el realizado en Ruta 2 y Constitución. “No cortamos toda la calle, porque respetamos el derecho del otro. Pero hicimos ruido, y nos escucharon. Algo es algo.”
Ahora van por más. Están juntando firmas entre los barrios, unificando fuerzas. “Queremos mostrar que somos muchos, que estamos organizados. Que no vamos a parar.”
El mensaje final de Silvia es el eco de todos: “Vamos a seguir. Porque estamos solos, pero no vencidos. Y si no hacemos algo nosotros, nadie lo va a hacer.”
Porque lo que está en juego no es una estadística. Es la vida. Es la paz. Y eso, dicen, ya no están dispuestos a seguir perdiéndolo.