En la puerta de la sede del Partido Justicialista, desde una pequeño tarima montada sobre calle Matheu, custodiada por su hijo, Máximo Kirchner, y su cuñada, Alicia Kirchner, habló Cristina Fernández de Kirchner, luego de que la Corte Suprema de Justicia dejara firma la condena en su contra en la causa Vialidad.
Cientos de militantes que se apostaron afuera de la sede del PJ a lo largo de toda la tarde escucharon fervorosos las palabras de la expresidenta tras conocerse la ratificación de la condena. Vertió fuertes críticas contra los magistrados, a quienes tildó de “monigotes” que responden a un poder mayor que busca restringir el “voto popular”. Este término también se lo achacó al presidente Javier Milei, aunque acalló críticas contra su persona porque sostuvo que, en cambio, “a él lo votaron”.
Comenzó calificando como “una novedad” que “al cepo del salario que le ha puesto el desgobierno de Javier Milei ahora el partido judicial le agrega el cepo al voto popular”.
En esa lectura es cuando llamó “triunvirato de impresentables que funge como ficción de la Corte Suprema” a los jueces Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz. “Son tres monigotes que responden a mandos naturales muy por arriba de ellos”, aseguró.

A estas palabras surgieron los primeros cánticos de la militancia: “la prohibición se va a la p*ta que lo parió”. A lo que CFK acompañó completando la idea de proscripción: “No se confundan, no son ellos ni la oposición, es el poder económico concentrado de la República Argentina. Ese que cuando se produjo el intento de magnicidio tituló en tapa “la bala que no salió pero el fallo que sí saldrá”: más clarito echale agua”, vociferó.
En esa línea, dijo de que la causa estuvo siempre marcada por un cronograma electoral: “¿Saben por qué este cepo al voto popular? Porque no van a cometer el mismo error que cometieron en 2017 cuando creyeron que estaba acabada al haber perdido las elecciones de medio término. Ahora, un mes antes de la oficialización de candidaturas en la provincia de Buenos Aires, sacan el fallo. Y en el 2019, cuando a un mes de la oficialización de la candidatura a presidente quisieron la foto en el banquillo de acusados y ahí pensaron que estaba acabada. Pero le cambiamos el escenario, porque si algo debe hacer un dirigente político es ver más allá de sus narices y los honores que hemos tenido para ganar una elección”.
Ató en esa linealidad la actualidad: “Yo soy peronista y voy a seguir pensando siempre de esa manera. Por eso digo, el poder económico puede tropezar una vez con la misma piedra, pero no dos. Y saben saben que somos los únicos que podemos construir una alternativa cuando esto se desplome. Porque esta tranquilidad de un dólar pisado y de miles de millones de dólares que siguen tomando prestados y que algún día habrá que devolver anuncia una crónica de una muerte que no tiene final feliz”.
Y al trazar ese pronóstico es cuando se refirió a Milei y, acalló los silbidos. “Cuando el Presidente que tenemos de monigote finalmente se caiga, pretenden que el campo nacional y popular no pueda organizarse”. La frase despertó una silbatina generalizada, que no dudó en acallar: “No, no. Miren, no es culpa de él”, sostuvo. y agregó: “lo votaron, hay que hacernos cargo de una buena vez por todas de las cosas. No está ahí de prestado, está porque lo votaron, porque si no nos vamos a confundir. Que no nos quieran confundir, está ahí porque lo votaron”.
Más adelante, en otro tramo de su discurso, volvió a ponderar al libertario. “En algunas cosas tiene razón el hombre”, señaló cuando criticaba que algunos medios hayan dicho que estaba “atrincherada” en el PJ a la espera del fallo. “Hay muchos periodistas que están ensobrados”, recalcó, haciendo suya la frase de Milei. “Eso hace la derecha mafiosa, los peronistas nos quedamos a dar la cara”, sostuvo completando la idea.
“Certificado de dignidad”
Más adelante, la expresidenta ahora condenada por corrupción dejó una serie de preguntas que ella misma se encargó de contestar. “¿Cuánto puede durar este modelo de destrucción?”, fue la primera, a lo que dijo que “cuando eso suceda, lo que pretenden es que el campo popular no pueda organizarse, por eso este es un triunvirato ejecuta órdenes superiores”.

“¿A quién quieren engrupir? ¿Por 12 años los argentinos nos religieron porque los destruíamos? ¿Quién dice eso? ¿Mauricio Macri que es un fracasado y no pudo ni siquiera relegir porque lo echaron a patadas?”, se preguntó despertando una fuerte silbatina.
“Mientras que los Macri, los Sturzenegger, los “toto” Caputo puedan caminar sin que nadie les recrimine nada, estar condenada es casi un certificado de dignidad”, dijo.
“Política para el pueblo”
El último tramo cobró un tono de despedida política. “Se equivocan los que piensan que sin mí van a seguir con la expoliación a los argentinos. Me pueden meter presa, pero la gente cobra salarios de pobreza y no les alcanza. Me pueden meter presa, pero a los jubilados no les alcanza para comprar sus medicamentos. Me pueden meter presa pero los padres van a seguir queriendo que sus hijos coman cuatro veces al día”, exclamó.

“La experiencia histórica me demuestra que a los dirigentes políticos que gobernamos para el pueblo no nos perdonan. No nos perdonan que logremos una distribución equitativa, que sostengamos que el trabajo debe participar 50/50 con el capital para crecer y ser una sociedad más justa y vivible”, agregó.
“Se puede desviar el cauce, pero el agua pasa donde se filtra. Espero que ese sea el peronismo, este espacio político que abrevé desde muy chica, el movimiento que toma cuerpo a medida que va marchando”, reflexionó.
Por último, llamó a “militar y organizarse para estar junto a la gente que necesita ayuda, profundizando el acercamiento y la empatía, para que vean una dirigencia política comprometido con sus problemas y no los de la dirigencia”.