
Marcelo Giacomini, de la Cooperativa de Horticultores de Mar del Plata, advierte sobre la desproporción entre los costos de producción y los precios de venta, situación que amenaza la sostenibilidad del sector y ha provocado el cierre de numerosas quintas en las últimas dos décadas. También hizo referencia a una realidad social derivada de la situación económica de la ciudad, que es la presencia diaria de personas que buscan mercadería en los contenedores de descarte. Confirmó que, a diario, un grupo de entre siete y diez individuos recolecta, lava y acondiciona productos desechados para su consumo, situación que se replica en otros grandes mercados del país.
El sector frutihortícola de Mar del Plata atraviesa una compleja situación económica caracterizada por la desproporción entre los costos de producción y los precios de comercialización. Marcelo Giacomini, encargado de la Cooperativa de Horticultores (Chile 1485), describió la situación en una entrevista con “el Retrato”, donde buscó clarificar la percepción pública sobre los valores de frutas y verduras.
Según Giacomini, los productos se comercializan a precios significativamente inferiores a los que deberían corresponder para cubrir los gastos de producción. Productos esenciales como papa, zapallo, tomate, cítricos y manzana se venden a valores insuficientes para garantizar la viabilidad económica de los productores.
El encargado de la Cooperativa detalló los altos costos asociados a la logística y empaque que reducen considerablemente el margen del productor. Giacomini ejemplificó con los gastos de flete, cajones vacíos y cajas de cartón (lo que, independientemente del producto, suma cerca de 14.000 pesos por cajón) para ilustrar cómo estos costos operativos consumen gran parte del valor de venta, lo que implica que el margen real para el productor resulta mínimo y frecuentemente insuficiente.
La formación de precios en el mercado se rige exclusivamente por la ley de oferta y demanda, sin considerar los costos de producción como factor determinante. “Cuando la oferta es reducida, el valor aumenta; cuando la oferta es abundante, el valor disminuye considerablemente, sin importar los costos”, explicó Giacomini.
Esta volatilidad extrema, donde los precios pueden fluctuar drásticamente en períodos cortos, genera pérdidas significativas para quienes invierten en la siembra. La situación ha contribuido a la desaparición de numerosos productores, una tendencia que se observa tanto a nivel nacional en regiones tradicionalmente productivas como en el cordón frutihortícola marplatense.
La consecuencia directa de esta dinámica es la disminución progresiva de las explotaciones agrícolas. Giacomini señaló que en los últimos años décadas un número considerable de puestos han cesado sus operaciones, ya que los productores se ven obligados a invertir capital propio o vender bienes para mantener la producción.
El encargado de la Cooperativa también hizo referencia a una realidad social derivada de la situación económica de la ciudad, que es la presencia diaria de personas que buscan mercadería en los contenedores de descarte. Confirmó que, a diario, un grupo de entre siete y diez individuos recolecta, lava y acondiciona productos desechados para su consumo, situación que se replica en otros grandes mercados del país.