
En no menos de un mes, el triatleta marplatense Diego Sánchez Cabezudo representará a Argentina en dos de las competencias más exigentes del calendario mundial: el IRONMAN Brasil en Florianópolis este 1 de junio y el Campeonato Mundial IRONMAN 70.3 en España, el 8 y 9 de Noviembre. La doble cita internacional pone al deportista argentino en la élite global de un deporte que combina natación, ciclismo y carrera pedestre en distancias extremas.
El 1 de junio, Sánchez Cabezudo nadará 3,8 kilómetros en la bahía de Jurerê, pedaleará 180 kilómetros en dos vueltas por el norte de la isla de Florianópolis y completará una maratón de 42,2 kilómetros por Jurerê Internacional.
“Es una de mis favoritas desde 2016”, explica Diego “Lo más duro son las condiciones climáticas: puede hacer calor extremo, lluvia o frío intenso. Mis tiempos oscilan entre 9h50′ y 10h30′, y trato de mantenerme en ese rango pese a pinchazos, caídas o viento”. Entre los aproximadamente 3.500 atletas que competirán en la cita brasileña, el marplatense calcula que habrá unos 100 argentinos buscando completar una de las pruebas de resistencia más desafiantes del mundo. “La carrera al ser tan larga, también tiene momentos bastante oscuros dentro de la cabeza” comentaba Diego “Tenés bajones, tenés situaciones que hay que superar, que hay que enfrentar y bueno, me parece que es otro tipo de carrera”
En Noviembre rumbo al Campeonato Mundial IRONMAN 70.3 en Marbella
Apenas recuperado de Brasil, Sánchez Cabezudo cruzará el Atlántico para competir en el Campeonato Mundial IRONMAN 70.3 en Marbella. Aunque se trata de una distancia media (1,9 km natación, 90 km ciclismo y 21,1 km carrera), la prueba española presenta un desafío particular.
“Tendrá casi 3.000 metros de desnivel acumulado en bici”, advierte Diego, sobre el exigente circuito ciclista que lo espera en la Costa del Sol. “Mis tiempos en esta distancia rondan las 4h35′-4h45′, pero en Marbella va a ser más competitivo y técnico”.
Detrás de estas clasificaciones internacionales hay una trayectoria atípica. Sánchez Cabezudo inició su vínculo con el triatlón en 1983, a los 14 años, “Me anoté por curiosidad, en ese momento no sabía bien ni lo que era”. Sin embargo, al poco tiempo después salió campeón argentino juvenil en 1984, y luego, tras viajar a España con 18 años, resultó campeón español y europeo en su categoría.
La hiperinflación de finales de los ochenta interrumpió abruptamente su carrera: “Tuve que dejar el deporte para trabajar; vendí la bici y me enfoqué en la construcción y como guardavidas”, relata sobre el paréntesis que lo mantuvo alejado de la alta competencia por casi 25 años.
El regreso llegó tras una cirugía cardíaca en 2014. “Esa experiencia me hizo replantear prioridades, quise darle a lo que me gusta un lugar por encima de lo económico“. De esta forma, a una edad en que la mayoría abandona el alto rendimiento, Diego reconstruyó su carrera atlética hasta alcanzar su actual nivel internacional. Hoy en día mantiene un régimen de entrenamiento profesional, con doble turno cinco días a la semana, acumulando hasta 500 kilómetros en bicicleta, 80 corriendo y 15 nadando en sus semanas de mayor volumen.
“No tengo entrenador ni equipo. Yo mismo planifico mis entrenamientos y estrategias de carrera”, añade el triatleta que, tras superar su problema cardíaco, encontró en el deporte de alta exigencia no solo su rehabilitación, sino también el pasaporte a competencias internacionales que nunca imaginó volver a disputar.