La actividad pesquera atraviesa una de sus peores crisis en años. En la actualidad son 113 los buques de la flota tangonera congeladora que permanecen paralizados sin iniciar la zafra del langostino, debido a la falta de rentabilidad. Las empresas armadoras exigen a los gremios una reducción salarial del 30% para intentar mantener la actividad. La situación también afecta a la flota fresquera, donde cada día se detiene un barco o cierra una planta por los mismos motivos económicos.
Desde el sector advierten que las medidas anunciadas por el Gobierno nacional, como la eliminación de retenciones para algunas economías regionales, no incluyen a la pesca. Esta exclusión podría tener consecuencias devastadoras, según advirtieron en el programa “Sólo una vuelta más”, conducido por Diego Seikman, donde economistas especializados señalaron que se trata de una crisis sin precedentes para el puerto de Mar del Plata.
La Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores de la Argentina (CAPeCA) y la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP) reclaman que la pesca sea incorporada a los beneficios fiscales. La industria pesquera nacional procesa anualmente cerca de 793.000 toneladas, emplea a 46.000 personas de forma directa y exporta a más de 100 países, generando ingresos por 1.981 millones de dólares.
El impacto del conflicto amenaza con extenderse más allá del sector, generando efectos colaterales sobre la economía de Mar del Plata, que depende fuertemente de la actividad portuaria. Sin medidas urgentes, la ciudad podría enfrentar un escenario social y económico de enorme gravedad.