Antes de morir el Papa le agradeció a su enfermero haberlo llevado a la Plaza

“Gracias por haberme vuelto a llevar a la Plaza” fueron las últimas palabras de Francisco , que le dijo a Massimiliano Strappetti, su enfermero personal, según reveló este martes Vatican News, el portal del Vaticano.

El sitio también precisó que antes de dar esa ultima vuelta en el papamóvil   por la Plaza San Pedro el domingo de Pascua, su despedida a la gente por la que siempre quiso darlo todo, el Papa, que ya no estaba bien y evidentemente frágil, le hizo una pregunta crucial.

“¿Creés que puedo hacerlo?”, le preguntó a Strappetti, la persona que más lo cuidó en los últimos años, meses y días (incluso le salvó la vida al sugerirle operarse de colon en julio de 2021).

Strappetti lo había acompañado hasta el balcón central de la Basílica de San Pedro para dar su última bendición “urbi et orbi”, a la ciudad y al mundo. Además, este enfermero que se convirtió en la persona de más confianza de Jorge Bergoglio -que fue clave cuando el Papa tuvo sus peores crisis respiratorias durante su internación en el Gemelli, y que, conociendo la voluntad de Francisco, animó a los doctores a no rendirse-, también había estado el sábado con él en la Basílica de San Pedro, calculando los tiempos como para tomar desde allí el ascensor que lleva hasta la “loggia”, el balcón central de la Basílica de San Pedro.

Las últimas palabras del papa Francisco: “Buen Domingo de Ramos, buena Semana Santa”

Después de esa última vuelta en el papamóvil el domingo, su último esfuerzo, el Papa por la tarde cenó y luego descansó “tranquilamente”.

Alrededor de las 5.30 de la mañana aparecieron los primeros síntomas del derrame cerebral y la posterior insuficiencia cardíaca, que enseguida hizo que sus asistentes sanitarios intervinieran. Más de una hora después, tras saludar con la mano desde su lecho de enfermo a Strappetti, que estaba a su lado, el Papa cayó en coma.

“No sufrió, todo sucedió rápido”, hicieron saber quienes estuvieron a su lado en esos últimos momentos.

Fue una muerte discreta, casi súbita, sin largas esperas ni demasiados alborotos para un Papa que siempre ha mantenido en gran secreto su estado de salud. Una muerte que ocurrió el día después de Pascua, el día después de haber bendecido la ciudad y el mundo, el día después de haber vuelto a abrazar, después de mucho tiempo, al pueblo. Aquel a quien, desde los primeros momentos de su elección, el 13 de marzo de 2013, le había prometido un viaje ‘juntos’“, concluyó una fuente.