
El presidente de Coninagro, Lucas Magnano, advirtió que, a pesar de la baja en las retenciones dispuesta por el Gobierno nacional, muchos productores siguen operando con márgenes muy ajustados o en pérdida. Durante su visita a Mar del Plata, en el marco de la Fiesta Nacional de la Papa en Otamendi, Magnano insistió en la necesidad de eliminar definitivamente las retenciones al trigo y la cebada.
Acompañado por Mario Raiteri, secretario de Coninagro, y Alfredo Pereyra, presidente de la Federación de Papas, Magnano ofreció una conferencia de prensa en el Hermitage Hotel, donde destacó la importancia de recorrer el territorio y estar en contacto con los productores.
Magnano reconoció algunos avances impulsados por el Gobierno, como la apertura de mercados y la desburocratización, pero advirtió que la suba de costos afecta seriamente la rentabilidad del sector.
“El ajuste de los precios relativos hizo que los costos aumentaran considerablemente, pero esto aún no se refleja en los precios de venta de la mayoría de los productos. Esto genera un cuello de botella porque los ingresos del productor están quedando por debajo de la inflación, erosionando su poder adquisitivo”, explicó.
En cuanto a la reducción de retenciones, el presidente de Coninagro consideró que fue una decisión fiscalmente responsable, pero de impacto limitado.
“Nos alegró la medida porque creemos que es el camino correcto, pero lamentablemente se tomó en un momento en el que no modificó la superficie sembrada ni incentivó nuevas inversiones en los cultivos”, sostuvo.
Productores en dificultades
Magnano subrayó que el alivio por la reducción de retenciones no fue suficiente, ya que el sector viene de enfrentar entre tres y cuatro años de sequía, lo que dejó a muchos productores endeudados.
“Los agricultores no solo tienen que afrontar los costos de la producción actual, sino también las deudas acumuladas de campañas anteriores”, detalló.
Por enésima vez
Ante este panorama, insistió en la importancia de eliminar por completo las retenciones al trigo y a la cebada, argumentando que el costo fiscal de eliminarlas sería bajo en comparación con los beneficios en inversión y expansión de la superficie sembrada.
Por último, destacó la resiliencia del sector y la vocación de los productores: “Lo único que el productor quiere es trabajar su tierra y producir más. No es solo un medio de vida, sino parte de nuestra identidad y cultura”.
Optimismo
A pesar de las dificultades, Magnano se mostró optimista y confió en que, si la economía logra estabilizarse, se podría ganar competitividad a través de la reducción de costos y una reforma impositiva que alivie la carga sobre el sector agropecuario.