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Cada 14 de febrero, el mundo se ve de amor. Es un día en el que los corazones laten con más fuerza, donde las palabras adquieren un matiz especial y los gestos se convierten en recuerdos imborrables. Sin embargo, más allá de los obsequios y las celebraciones, San Valentín es un recordatorio de lo esencial: el amor en todas sus formas.
El origen de esta fecha se remonta a la antigua Roma, donde un sacerdote llamado Valentín desafió las órdenes del emperador Claudio II, quien había prohibido los matrimonios de jóvenes soldados al considerar que el amor los distraía de la guerra. Valentín, guiado por la convicción de que el amor es un derecho inalienable, unió en secreto a muchas parejas. Su valentía lo llevó al martirio, pero su legado perduró a través de los siglos.
El amor no se limita a una pareja; es la luz que nos guía en los momentos oscuros, la calidez de una amistad sincera, el abrazo de un padre, la complicidad de un hermano. Es ese lazo invisible que nos une, que nos fortalece y nos recuerda que, a pesar de todo, nunca estamos solos.
Hoy, celebraremos no solo el amor romántico, sino también el amor que construye, que inspira y que nos hace mejores. Que este día sea un homenaje a quienes nos rodean, a quienes nos sostienen en silencio y a quienes, con su simple existencia, llenan nuestra vida de sentido.