El Teatro Tronador fue testigo de una noche histórica con el último de los cuatro exclusivos conciertos de Abel Pintos, quien cerró esta serie dejando una marca indeleble en una sala completamente colmada, donde aproximadamente el 80% de los asistentes eran mujeres.
La velada no fue simplemente un recital, sino un viaje a través de la maestría de un artista que sigue consolidándose como referente indiscutido de la música argentina. Pintos no solo demostró ser un talentoso compositor, con letras que acarician el alma, sino también un virtuoso intérprete capaz de emocionar con la amplitud de su registro vocal, desde graves envolventes hasta agudos poderosos. Lejos quedó aquel joven delgado y tímido. Hoy, Abel Pintos despliega una presencia escénica arrolladora, con una conexión genuina y vibrante con el público que lo sigue fielmente.
Su sencillez sigue intacta: en un breve pero sentido mensaje, agradeció a sus compañeros músicos, tanto a quienes lo acompañaron sobre el escenario como a quienes trabajaron tras bambalinas.
Conmovió además al reconocer el esfuerzo de su audiencia, destacando el tiempo y la preparación que implica asistir a un concierto, desde la compra de entradas hasta el desplazamiento hacia el Teatro
Con esta inolvidable despedida, los seguidores de Abel Pintos quedaron esperando con ansias que su música vuelva a llenar el Teatro Tronador.
por Sandra Robbiani