“Aplaudámonos entre nosotres” fue la frase que abrió la asamblea autoconvocada en Parque Lezama. No era para menos: en menos de 48 horas, miles de personas se reunieron luego de que Javier Milei escalara radicalmente la violencia contra femenidades y comunidad LGTBIQ+ en el Foro de Davos. El anfiteatro del Parque Lezama fue el espacio icónico del partido de la Libertad Avanza. Pero ayer por la tarde, otros colores y un llamado previo de boca en boca confluyó en una acción que pone en el centro una disputa que sobrevuela la batalla cultural: el llamado a la calle. Después de casi cinco horas de asamblea se decidió convocar a todos los sectores castigados por la política de Milei a una Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antiracista el próximo sábado 1 de febrero. La acción se replicó en decenas de ciudades del país.
“Por eso, atravesades por la inmediatez, la rabia y también el miedo, nos llamamos a dialogar, escucharnos desde lo que tenemos en común y en nuestras diferencias, para desde ahí articular respuestas colectivas a un problema colectivo”, decía el documento leído “El escenario tiene un antecedente que da cuenta de la lucha del movimiento LGTB en la Ciudad de Buenos Aires postdictadura, el 30 de junio de 1985 en el mismo parque se realizó un un volanteo por el “Día de la Liberación Gay” y “Día Internacional de la Dignidad Homosexual” impulsado por la CHA y el Grupo de Acción Gay con la consigna ”El sexo al gobierno, el placer al poder ”, cuenta Nicolás Cuello, historiador y activista queer.
El llamado a Parque Lezama surgió de una asamblea de boca en boca que se realizó el jueves inmediatamente después de la intervención del presidente en el Foro de Davos. “El plan económico de Milei exige precarizar aún más a quienes estamos precarizades: jubilades, personas con discapacidad, migrantes, trabajadorxs de la ciencia, la educación y la salud, estudiantes, personas viviendo con Vih, comunidades negras, trabajadoras sexuales, trabajadorxs de la cultura y el arte, trabajadores de espacios de memoria y tantas más”, decían desde un micrófono en el centro de las gradas. Alrededor, el anfiteatro repleto marcaba una temperatura de hartazgo, de rabia y sobre todo una consigna clave en la historia de la militancia lgtbiq+: al closet no volvemos nunca más.
“Los golpes no borraran la alegría de ser quienes somos” dijo la activista travesti Lara Maria Bertolini. Luego tomó la palabra Georgina Orellano, secretaria general de AMMAR (Sindicato de Trabajadorxs Sexuales de Argentina) quien celebró la convocatoria y llamó a volver a la calle: “Cuando la policía detiene a las compañeras travestis en Constitución, no les reconoce su identidad de género, ni tampoco cuando van a buscar un medicamento. La Ley de Identidad de Género hay que defenderla en la calle” concluyó.