La situación que atraviesan especialmente los del corredor gastronómicos de la zona de Olavarria, Guemes, Avellaneda del está lejos de ser trivial. La violencia, el acoso y la extorsión por parte de grupos de cuidacoches han generado un clima de angustia no solo entre los propietarios de los negocios, sino también entre empleados, clientes y que tambien afecta a vecinos. La llegada de mafias al área ha intensificado este drama, complicando aún más la ya difícil tarea de atraer a los turistas y clientes locales durante la temporada alta.
“Estamos viviendo un constante acoso”, confiesa Leandro un comerciante de la zona, visiblemente angustiado por la situación en diálogo con “el Retrato…” . Aunque reconoce que no todos los cuidacoches se comportan de manera violenta, la presencia de algunos de ellos ha ido más allá de lo tolerable, instaurando una especie de mafia que, lejos de ayudar, pone en riesgo la tranquilidad de los trabajadores. “Algunos vienen, te piden que les dejes lavar el auto, te ofrecen un servicio, y eso queda en un simple gesto. Pero lo de ahora no es así, estamos hablando de amenazas reales”, asegura el dueño de un local gastronómico.
El problema, que ya lleva tiempo afectando la zona, ha recrudecido en las últimas semanas con la llegada de nuevos actores del crimen. Este fin de semana pasado, la violencia alcanzó niveles insostenibles. Según relató Leandro, el conflicto comenzó cuando los cuidacoches comenzaron a coaccionar a los clientes, exigiendo pagos de hasta 5.000 pesos para evitar que les dañaran el vehículo. “No solo es el dinero. Si no aceptan, la amenaza de romper el auto o incluso de agredir a alguien se vuelve real“, detalla el afectado.
El caos llegó a su punto máximo “cuando un trabajador de delivery fue perseguido por un cuidacoches que le pedían que corrían las motos de donde ellos querían lavar los autos y terminó un despelote terrible. El cuidacoche con su propio auto corriendo al delivery para atropellarlo. Es una locura, una locura total. No hay seguridad para nadie”, expresó con desesperación
El temor entre los empresarios es palpable. La presencia constante de estos personajes no solo afecta la seguridad, sino también la circulación de clientes. Las amenazas y el miedo a los ataques están llevando a la gente a evitar la zona, lo que ha comenzado a impactar gravemente en las ventas, especialmente en plena temporada de verano. “La gente ya no quiere venir, busca lugares donde no tengan que enfrentarse a esta situación“, lamentó el gastonómico.
Consultado por “el Retrato…” sobre cuales consideraba las medidas a adoptar y que no les haga fracasar la temporada, Leandro afirmó “si bien la verdad que no soy quien para decir cómo, porque no entiendo el tema, creo que el accionar de la policía y del municipio, está, pero lo que está haciendo falta algo: que la Justicia acompañe, y tomen las medidas que tienen que tomar con esta gente. O sea, les llama la atención y después diciden liberarlo, largarlo.Contra eso no podemos hacer nada. Queremos que tomen medidas que de verdad, ya que una persona que anda con un cuchillo o te rompe el auto, quede detenido y realmente se pueda tomar justicia del tema. Creo que ahí van a empezar a aflojar y van a empezar a buscar trabajo de otra manera”.
Reiteró que lo que “parece faltar un compromiso más firme por parte de la Justicia. Las medidas actuales no son suficientes para garantizar que estos grupos de extorsionadores no regresen a las calles”.
Con años de experiencia en la gastronomía, este comerciante asegura que nunca antes había vivido una situación tan crítica. “El nivel de violencia y el acoso es inédito”, declara, refiriéndose al impacto que esto tiene en todos los involucrados: comerciantes, empleados, vecinos y clientes.
Para algunos empresarios,reiteró, la clave para resolver la situación radica en un accionar más contundente por parte de las autoridades judiciales. “No soy experto, pero algo más debe hacerse. Si estos delincuentes no enfrentan consecuencias reales, todo seguirá igual”, concluye.
La comunidad gastronómica pide a gritos una respuesta más efectiva y contundente para frenar este flagelo, que amenaza con arruinar la temporada y poner en peligro la estabilidad de los comercios locales.