El reloj marcaba las 12:03 cuando cruzamos el umbral de la Villa Victoria, convocados por una invitación que especificaba, con un aire de exclusividad, el ingreso estrictamente a las 12:00. Esa espera —un margen que podría parecer nimio para algunos— reflejaba ya una organización meticulosa pero no exenta de rigor.
El recorrido hacia la entrada, flanqueado por una alfombra roja bajo el sol marplatense y escoltado por la imponente Guardia del Mar, ofrecía un marco encantador. Un inicio prometedor, casi cinematográfico, que invitaba a elevar las expectativas.
Al ingresar, las pulseras de acreditación marcaron el paso hacia un evento que prometía más que brillo superficial. A la derecha, un amplio panel con la inscripción “Mar del Plata Levanta el Telón” seria el lugar elegido por los artistas para la toma fotográfica del recuerdo.
La propuesta gastronómica se destacó con su variedad: desde sabores clásicos de Mar del Plata hasta bebidas de autor como gin y vinos, pasando por pequeños detalles que desbordaban creatividad, como los helados en forma de lobo marino. La gastronomía se desplegó con maestría por todo el espacio exterior, invitando a los sentidos a formar parte del espectáculo.
El DJ ambientó la tarde con un repertorio moderno y vibrante, dando paso luego a un show de cumbia que cerró el escenario con entusiasmo. Sin embargo, lo que parecía preludiar otros espectáculos quedó allí, en un cierre inesperado que dejó a varios con la sensación de que algo faltaba.
Las vestimentas fueron un verdadero desfile de creatividad y descuidos: desde trajes alusivos a las producciones teatrales hasta prendas casuales que contrastaban con el entorno de la Villa, donde el camino de piedritas y el espacio verde parecían no haber sido considerados por algunos.
Un detalle llamativo fueron las producciones que portaban carteles A4 plastificados a modo de identificación improvisada, un contraste que restaba profesionalismo al conjunto. Por otro lado, las selfies y los videos capturados por los participantes mostraron el entusiasmo por inmortalizar cada instante del evento.
Finalmente, las escalinatas posteriores de la Villa Victoria ofrecieron un escenario perfecto para una foto grupal que nunca llegó. Según se supo luego, esa postal había sido capturada en un horario anterior, al que solo algunos medios accedieron, dejando además fuera a numerosos artistas marplatenses y de otras ciudades. El horario de cita previa había sido a las 10 hs. La sensación de exclusión dejó un sabor amargo, reforzado por la pregunta que muchos se hacían: ¿acaso los artistas de Mar del Plata y los de otras ciudades no merecen el mismo trato?
En conclusión, el evento brilló en su propuesta estética y gastronómica, pero dejó áreas de mejora en la organización y en la inclusión de los protagonistas locales.
En un lanzamiento que busca “Levantar el Telón” , quizás valga la pena reflexionar: que el verdadero significado de levantarlo no solo reside en el espectáculo que se ofrece, sino en incluir a todos los artistas en igualdad de condiciones, permitiendo que el arte sea un puente que une y no una barrera que divide.
por Sandra Robbiani