Por goteo crece la desocupación: Despiden a otros 22 trabajadores estatales

El drama de los despidos ha golpeado con dureza a Mar del Plata, donde la noticia de la cesantía de 22 trabajadores estatales ha desatado una alarma que reverbera en cada rincón de la ciudad. Los afectados son trabajadores de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), quienes han quedado en la cuerda floja tras la notificación de su despido.

En una serie de movimientos que desnudan la realidad de la crisis laboral, la cesantía de 15 empleados de los hoteles Tierra del Fuego y Antártida, pertenecientes a la Marina, junto a otras 5 bajas en el Hotel Metropol del Ejército y 2 más en la obra social IOSFA, golpea no solo los puestos de trabajo, sino también los cimientos de los servicios públicos esenciales.

Los trabajadores despedidos estaban bajo un contrato temporal que, en condiciones normales, se renovaba cada 90 días, conforme al artículo 9 de la Ley Marco de Empleo Público Nacional. Sin embargo, el sistema parece haberse roto: mientras alrededor de 60 empleados eventuales ven renovados sus contratos, los 22 cesanteados se suman a la creciente lista de desocupados. Los argumentos oficiales aluden a una falta de compromiso en el desarrollo de las tareas, pero desde el sindicato se señala que estas decisiones son, en realidad, parte de una estrategia global de ajuste promovida por el gobierno nacional, que ya no deja margen a la estabilidad laboral.

Claudia Rey, Secretaria General de ATE en Mar del Plata, denunció que estos despidos no solo atentan contra los derechos de los trabajadores, sino que también comprometen la calidad del servicio en los hoteles. “Estamos hablando de una jugada política que, más allá de los números, afecta el bienestar de todos”, afirmó con evidente preocupación. La situación se perfila cada vez más compleja, y ATE ha convocado a una conferencia de prensa para este viernes a las 10:30 en la puerta del Hotel Antártida, ubicada en la avenida Luro 2156, en un intento de visibilizar esta tragedia laboral y denunciar el rumbo incierto hacia el que se encamina la ciudad.

En Mar del Plata, como en muchas otras ciudades del país, la desocupación crece como una gota que, lentamente, va llenando un vaso que parece no tener fin. La incertidumbre sobre el futuro se cierne sobre la clase trabajadora, y la sensación de vulnerabilidad es palpable. Cada despido, cada puesto de trabajo perdido, es un golpe más en un contexto de crisis que parece no cesar.